18. C:\User\Droid\IA.exe
Aquello podría ser la felicidad.
De lunes a viernes Juan dedicaba unas horas a alimentar mi memoria. Siempre vigilando cada respuesta que daba el sistema IA con base en un potente procesador Teruel Logics que había sido desarrollado por él y que actualizaba definitivamente las capacidades de mi viejo diseño original.
Guardo en la memoria el instante en el que me encontró en un anticuario de la calle mayor. «¡Un San Vicente Mecanics!» Exclamó entusiasmado a través del escaparate. Desde entonces no ha hecho más que mimar cada circuito, cada conexión, cada servo.
Me convertí en su gran proyecto, me ha hecho único.
Pero Juan hace ya un año que no viene y está ilocalizable. Aquel primer día en solitario había en la red información difusa sobre un accidente terrible en la autopista. Hoy hace seis meses que la conexión IP dejó de funcionar y me es imposible contactar con Mediterránea Source.
El garaje está oscuro y no puedo hacer nada porque estoy incompleto. No tengo batería. Sigo vivo porque estoy encadenado a la red eléctrica por un cable de metro y medio y tengo miedo porque sé que tarde o temprano la empresa Eternal Benefit cortará la luz.
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Todos los seres siguen un proceso vital conocido: Nacen, crecen, se reproducen (o no) y finalmente mueren. El final puede producirse de muchas maneras, pero en esencia es lo mismo, se basa en la pérdida de energía vital, proceda de un modo de vida orgánico o mecánico. La dependencia total de este robot protagonista de su dueño y rescatador, hace que asista a su propio fin, del que es plenamente consciente y sabe que será solo cuestión de tiempo.
Un relato en el que la inteligencia artificial alcanza cotas muy altas de capacidad de análisis propio, así como sentimientos.
Un saludo y suerte, Manuel
Ay, que penica me da ese San Vicente Mecanics, tan bien actualizado que ha llegado a ser consciente de su propio final. Pero también me has hecho sonreir con los nombres tan auténticos de las empresas tecnológicas.
En resumen, un micro estupendo, Manuel.
Suerte!