27. Voces (Susana Revuelta)
Interrumpen el sueño de Clara dos gorriones que trinan alborotados en el alféizar de la ventana. «Algo va mal», murmura, amodorrada. Sin fuerzas para despegar los párpados, y aunque quisiera no oír nada, le deslumbra a través de la persiana la claridad del día y le llegan las bocinas de los coches, un frenazo en el asfalto, el bullicio del tráfico ahí abajo.
Contra su voluntad, cuenta las ocho campanadas del reloj de la iglesia. Lentamente, va percibiendo también los sonidos de alrededor: el goteo de un grifo mal cerrado, el despertador del vecino, una pinza que cae al patio. Y, de pronto, las voces. Al principio son un murmullo lejano, pero van acercándose a ella hasta susurrarle al oído, recriminándola, «qué haces sobre tu vómito, qué asco das, eres una desgraciada».
Se sienta en la cama y hunde la cara en la almohada, «no puedo más, no quiero oíros, marchaos», pero las voces no callan. Como se hace tarde, se recompone como puede y se seca las lágrimas para no alarmar a Laura al despertarla, y mientras le prepara el Cola-Cao y un bollo para el recreo calcula mentalmente que con dos blísteres, la próxima vez, no podrán despertarla.
Si lo he interpretado bien, una persona aquejada de esquizofrenia se vuelve muy sensible a sonidos y ruidos cotidianos, que llegan a molestarle e irritarle sobremanera, quisiera vivir en el silencio, aunque lo peor han de ser las voces, siempre hostiles, que cree escuchar como si fueran reales. Su esperanza está en querer superar ese problema, con ayida de medicación, por ella y por su hija.
Un relato que se pone muy bien en la piel de una persona que sufre, que ha de lidiar con el mal que le corroe desde dentro.
Un abrazo y suerte, Susana
Al principio seguramente era medicación con receta para aliviar el sufrimiento y el insomnio, pero finalmente dado que las voces siguen acosándola, solo ve como salida la sobredosis y no despertar más. Un abrazo, Ángel, gracias mil por pasarte a comentar.
De ahí el detalle de la cantidad. Se ve superada y piensa en la medicación como salida, pero como psaporte a la última puerta y a terminar con todo. Sobrecogedor.
Otro abrazo, Susana.
Terrible esta historia que se intuye llena de desesperación y derrota, y en la que se observa con terror una próxima orfandad.Muy bien narrada. Mucha suerte, Susana.
Clara sólo necesitaba silencio y terminaría encontrando un silencio total y eterno. Una dura historia muy bien escrita. Nos leemos, Susana.
Susana, qué duro, y qué bien llevado. Estupenda tu historia.Mucha suerte
Un texto que muestra la cárcel interior de la protagonista, que se haya encerrada y/o secuestrada por sus propias percepciones y miedos de los que, no siempre, es posible evadirse.
Triste pero también denunciativo de una realidad.
Un abrazo, Susana.