68. Cartomancia.
cada día el miedo me alimenta, he olvidado mis oficios y soy presa de la autolesión y del ayuno. Ayer rechacé un festejo de hormigas, hoy he golpeado mi cabeza contra un árbol. Y es ahora por extraño que parezca, cuando amigos y familia se afanan más en atenderme. He perdido al mus con el colgado, a la ruleta rusa con el loco y he bebido, más de lo que debo mano a mano con la muerte.
No fue, sin embargo, en aquella barranca donde dio giro mi destino. No fue el silencio de la pitonisa el que martilleó los clavos que cierran mi ataúd. Fue el blanco de tus ojos al contártelo, el frío anónimo que atravesó mi espalda igual que una guadaña siega a ras los trigos del sembrado.
En vez de callar podía haber mentido la sibila o haber fingido tú que te importaba el latente vaticinio de su ausencia de palabras. Podía yo no habértelo contado, aparentar no tener ningún pánico a pesar del escaso camino por andar que me quedaba.
Hubiera preferido sentir el mordisco de un millón de garra rufas en mis pies, que el beso que has venido a posar sobre mi frente.
La combinación del colgado y el loco, según Google, pueden vaticinar en el tarot una decisión arriesgada. Tu protagonista parece condicionada por el resultado adverso de sus cartas; pero no es eso lo que le duele, sino la indiferencia, en forma de silencio,sobre lo que pueda sucederle de quien más preocupado debería estar por su suerte, la que también te deseo, junto con un feliz 2023, María