69. Nos sobran las palabras (Nuria Rodríguez)
Puedo oírles susurrar a nuestra espalda. Me consta que somos la envidia de todo el vecindario ya que, a pesar de llevar más de cincuenta años casados, seguimos paseando de la mano.
Nunca nos han oído discutir, es más, seguro que hace años que no escuchan salir ni una sola palabra de nuestra boca.
Para ser sincera, no sé como empezó todo, simplemente pasamos de las conversaciones a frases cortas y concisas. Las frases se convirtieron en monosílabos y estos en gruñidos a modo de afirmación o desacuerdo.
Ahora, en el silencio de nuestro hogar, solo con mirarnos nos entendemos perfectamente.
Hoy sin ir más lejos he podido leer en su mirada lo mucho que me odia y tan solo he necesitado parpadear dos veces para dejarle bien claro que yo a él también.
Cuanto más vivimos, o más mayores nos hacemos, nos damos cuenta de que dentro de las casas suceden cosas que se nos escapan. La falta de discusiones fuertes no tiene porqué ser sinónimo de aprecio. Los refranes son sabios cuando dicen que «no es oro todo lo que reluce» o «en todas partes cuecen habas».
El desamor brutal de esta pareja se palpa en su hostil silencio, muy bien oculto hasta el final.
Un abrazo y suerte, Nuria