61. Sacrificios
Las dos trabajamos duro para cumplir nuestro sueño y, cuando por fin me asignaron como tripulante de una misión orbital, llegó el mazazo de tu diagnóstico. No paraste hasta que retiré mi renuncia al proyecto. Y aquí estoy meses después, girando a tu alrededor aunque a cientos de kilómetros por encima. Debido a los tratamientos que recibes, no puedes ser tú la doctora que procesa los datos de mis experimentos en el espacio. Eso le resta interés, pero te los cuento en la videollamada diaria. Desde la semana pasada te veo muy desmejorada, y hace tres días que no te conectas. Antes he preguntado por tu estado de salud y mi interlocutora ha intentado ocultar una lágrima que se le escapaba. Creo que me voy a volver loca, sola en esta nave, pensando en que no estarás al regresar. Queríamos formar una familia, yo me iba a quedar embarazada a la vuelta, y ahora… Hoy un equipo del laboratorio sonaba como una de tus tantas resonancias magnéticas de seguimiento. No he podido digerirlo. Esta cápsula espacial será mi ataúd. Orbitará sobre una tierra que ya no es nuestra, pues nos reuniremos más allá de las estrellas.
Planes, esfuerzos e ilusiones pueden truncarse en un momento por el peor de los avatares: la mala salud. Vivimos como si fuésemos eternos cuando en realidad el cuerpo que nos sustenta, el envoltorio que permite la vida, es frágil, perecedero e imprevisible. A esta pareja les distanció la enfermedad más que haberse tenido que separar físicamente, aunque aún existía un vínculo. Cuando uno de los dos se marcha la existencia del otro pierde sentido. Al menos, tienen la creeencia de que volverán a reunirse.
Un relato que incita a valorar la vida y aprovechar cada minuto.
Un abrazo y suerte, Carme
Bien cierto, Ángel. Los sacrificios realizados tuvieron un éxito amargo. Y el «sacrificio» pedido por la que se quedó en tierra… quizá hace pensar a la astronauta que no valió la pena alejarse de ella en esa temporada, pues tuvo un final en el que no pudo estar.
Esperemos que ya estén juntas.
Muchas gracias por pasarte a comentar.
Un abrazo de vuelta,
Carme.
Duro relato de esperanzas truncadas, de sueños rotos a causa de un diagnóstico terrible que acabará uniendolos allá en la lejanía, donde brillan hermosas las estrellas. Magnífica y bella historia, Carme, como todas las tuyas. Un abrazo
Ay, Gloria, qué te voy a contar de diagnósticos no deseados…
Muchas gracias por tu comentario.
Un beso y mucha fuerza para ti, nuestra querida ENTCiana de honor.
Carme.