65. Complicidad
Bajo los copos va un chico, con un libro bajo el brazo.
Se sienta en un banco y lee.
Desde la ventana, veo como pasa las páginas, ignorante de la nieve, silenciosa y pertinaz.
Lo contemplo absorta, y en un segundo, le falta un brazo.
Al momento siguiente, las piernas.
Cuando aún no me lo creo, sólo tiene la cabeza.
Hipnotizada, veo como el libro se ha tragado al chico, mientras el frío deshace las páginas y sobre la plaza caen las palabras, blancas, puras, luminosas.
Me ha gsutado mucho ese empezar con tanta música, y no me refiero al jeroglífico de Style-Type y eso.Es una bonita historia, breve pero nítida.
Y sobre todo me ha gustado esa luminosidad de palabras, las suyas y las tuyas.
Felicidades y abrazo.
Gracias, Antonia, por sentir esa luminosidad, otro abrazo para ti.
Me das una alegría, Ana, un beso fuerte.
No quiero que me guste y me encanta; no quiero creerlo y lo vivo. Me rindo ante su fuerza.
Pues yo me rindo a tu expresividad, Edita.
🙂 🙂 🙂 Besos besos
Preciosa imagen.
Dos palabras que me alegran mucho. Gracias, Concha, un abrazo.
Este tipo de relatos con reminiscencias a La Historia Interminable me atrapan muchísimo como el libro al niño. Yo he sido por momentos ese niño leyendo bajo la nieve como un hijo de la luna más.
Entonces tenemos la misma complicidad, Lorenzo. Gracias por eso, un placer, un beso.
Me ha alegrado mucho el hecho de volverte a leer este extraño e inquietante cuento.
Hola Tecla.
La anterior vesión estaba algo coja, ahora creo que quedó mejor al adaptarla a la nieve. Besitos.
Virginia, eso sí que es una lectura absorbente, ja, ja. Me ha gustado mucho. Por cierto, también hubiera sido perfecto para el tema de abril, «…entre las páginas». Abrazos.
Por aquí no hay mucha nieve, pero yo casi casi podría haber sido ese chico.
Un abrazo, Salvador. Y gracias!
Una complicidad contada con preciosismo.
Abrazos fuertes.
El preciosismo en el que nos envuelven los libros y las palabras. Gracias, María, muchos besos.
Muy poético Virginia. me ha gustado.
Suerte.
Besicos muchos.
Gracias, Nani, siempre tan atenta, un beso gordo.
Precioso este relato con tintes surralistas, Virginia. Me hace pensar en la fuerza de los libros, en el poder de la lectura. La imagen de las palabras luminosas que van cayendo me ha acabado de atrapar.
Suerte y saludos.
Es lo quise decir, Rafa, el poder de la lectura puede ser inmenso. Un placer que así lo hayas visto. Un abrazo agradecido.