35. EL VIAJE DE HELIO (A. Barceló)
«El éxito fue entrando poco a poco en mi interior y se expandió hinchando mi ego. Cuando comencé a despegar, todo el mundo se centró en mi ascenso. Conseguí deslumbrar y pensé que podía brillar con luz propia sin darme cuenta que existía un sol inmenso por encima de mí. Sorteé innumerables intentos de hacerme caer y me cubrí con una pátina de falsa invulnerabilidad. Me mantuve en la estratosfera hasta que empezó a faltarme el oxígeno y me atacó el frío extremo de la soledad. Entonces, me desinflé y fui descendiendo rápidamente y sin remisión.»
Nada más terminar de escribir el borrador del prólogo, algunas lágrimas caen sobre papel. La idea es contar su experiencia para ayudar a otros a no cometer sus mismos errores. Recoge sus cosas, apaga la luz, cierra la puerta del cuartucho en el que vive y se marcha al parque a intentar vender globos para poder subsistir. Cuando consigue que alguien le compre uno, al entregarlo, siempre le aconseja que lo sujete bien fuerte para evitar que se pierda.
Hola, querido Barceló. Leo tu micro, vuelvo al título, y no puedo evitar pensar eso que se suele decir, que el nombre nos marca y condiciona. Helio quiso deslumbrar en lo suyo (¿Ser astronauta?), y por un tiempo pudo hacerlo, y entonces descubrió a ese otro sol que lo eclipsaba y, haciéndole sombra, lo hizo descender hasta su triste y pobre situación de vida actual, donde apenas subsiste vendiendo globos… ¿Quién y qué lo llevó a terminar así? Ahí nos toca a nosotros, los lectores, imaginarlo… Ojalá pueda vender su libro y volver a ascender, si no a la fama, a una situación de real bienestar… Tremendo viaje de ida (y ojala que también de vuelta) el aprender de los propios errores…
Un micro «astronómico», que deja pensando
Besos😘😘😇😇
Hola, Mariángeles.
Lo primero saludarte y desearte que estés fenomenal.
Los relatos pueden tener distintas lecturas y me gusta mucho que me cuentes la tuya, porque lo enriqueces.
Te cuento que, en este caso, helio no pretendía ser un nombre propio, creo que yo he propiciado la interpretación al poner todo el título en mayúsculas. La intención era más metafórica (pensando en el gas que hace elevar los globos) que literal, pero igualmente sigue siendo un viaje del éxito al fracaso, solo que en tu lectura más personalizado. Igualmente la motivación del protagonista, se llame como se llame, es ayudar a otros a través de lo que ha conseguido aprender de sus propios errores, como bien apuntas.
Muchísimas gracias por tu valioso comentario, estimada amiga.
Un cálido abrazo.
Brillar o triunfar en esta sociedad, sobresaliendo por encima de muchos, quizá parece la mejor de las metas, pero puede también conllevar sus riesgos. El precio de llegar a lo más alto a veces es tan grande como nada fácil mantenerse, cuando tantos lo codician, que no dudarán en emplear cualquier artimaña para hacer caer al afortunado, tanto peor cuanto más alto haya ascendido. Se habla de «la soledad del poder». Quien alcanza esas cúspides tiene difícil saber si los aprecios que recibe son sinceros o interesados. Un globo que asciende antes o después tiende a perderse, eso en el mejor de los casos, también, de forma inevitable, a caer. Tu personaje trata de que su experiencia les sea útil a otros, de paso, la literatura le puede servir de desahogo y terapia.
Un relato con mensaje, de ascenso y caída, con soledades en ambos casos, envuelto en buenas metáforas.
Un abrazo y suerte, apreciado tocayo
Hola, amigo Ángel.
Con tu habitual capacidad de interpretación, sintetizas a la perfección el trasfondo de la historia que relato.
El éxito puede sacar lo mejor o lo peor de cada persona. Lo vemos a menudo, lo cuentan innumerables biografías, películas, libros… y no hacen sino inspirarse en la realidad. Esta podría ser una de esas historias. No tiene porqué tratarse de una estrella de cine, un cantante famoso o cualquier otra gran personalidad. Le puede pasar a cualquiera: un trabajador que asciende a jefe, un empresario con un golpe de suerte que se forra de la noche a la mañana, un asalariado cualquiera que gana un premio en la lotería. Esta historia va de eso, de saber digerir el éxito sin que se atragante o siente mal. Me temo que el único remedio para eso es la humildad, siempre y en todo momento.
Un cálido abrazo, querido tocayo.
Al final, su éxito fue tan efímero como esos globos que vende, rellenos de gas noble y que, en manos de los críos, al mínimo descuido se escapan, vuelan alto y terminan por caer deshinchados sobre cualquier árbol o rincón olvidado.
Lo bueno es que el prota ha obtenido una lección que quiere transmitir. Magnífico lo del frío extremo de la soledad, Ángel.
Abrazo
Hola, Aurora.
Gracias por tu comentario.
El viaje que ha experimentado este personaje le lleva a querer ayudar a los demás a ser y actuar mejor que él. Para transmitir ese conocimiento aprovecha la inspiración de su propia ocupación actual, se ve reflejado en esos globos que hay que tener bien sujetos para que no se eleven sin control. La metáfora le ayuda a escribir el prólogo de lo que pretende ser ese libro que bien podría titularse como el relato, o como a ti te ha gustado: «El frío extremo de la soledad».
Un cálido abrazo para ti también.
Me lleva a vislumbrar a alguien que ha conicido el éxito pero que luego además de verse solo en ese poder tan alto ha caído y ahora vive varios escalones más abajo de lo qu conoció. El fracaso, el éxito, los vaivenes de la vida y un globo de helio como metáfora de que por mucho que subas siepre hay alguien por encima y además lo más seguro es que ese globo explote. En fin la libertad del lector ya sabes, Barceló, suerte
Hola, Manuel.
Gracias por contarme tus sensaciones al leer mi historia. Por supuesto que la interpretación es libre, aunque en este caso la tuya no se desviado ni un poco del sentido metafórico que la historia pretende.
Un cálido saludo y mucha suerte para ti también.
Hola, Ángel: La vida da muchas vueltas, se suele decir y es verdad verdadera, por eso debemos estar preparados, sobre todo, para el fracaso. Por muy alto que volvemos, la realidad nos obliga siempre a poner los pies en el suelo. El personaje de tu relato ha sido capaz de transformar su desengaño en una experiencia útil. Útil para él y útil para los demás y, en mi opinión, este ha sido su mayor éxito. Muchísimas suerte, Ángel. Es un placer leerte. Abrazos🤗🤗
Hola, María José.
El placer es compartido. A mí también me encanta leerte a ti y compartir contigo unas líneas para comentar impresiones. Intento hacerlo siempre que publicas y también intento contestar en cuanto puedo a todos los que comentarios que, con tanta amabilidad, me regaláis, aunque a veces que no dispongo del tiempo necesario o las ocupaciones no me dejan estar por ENTC tanto tiempo como me gustaría.
Un Cálido saludo.
Un micro muy sugerente, Ángel, con sus metáforas lleva a tu personaje a intentar que otros no cometan sus propios errores. Un abrazo
Hola, Gloria.
Todo un privilegio contar con las palabras de nuestra querida y admirada Enteciana de Honor.
El error es lo más pedagógico que existe, siempre que se tenga la voluntad de aprender de él.
Está claro que este personaje sí la tiene.
Un cálido abrazo con todo mi cariño.
Hola, Manuel.
Creo que el pecado original de tu protagonista es no haber sabido manejar su éxito.
Es muy común que el éxito, como el poder, conlleve solead, por lo menos en el ámbito en el que triunfas, lo que te obliga a aferrarte a tus afectos de toda la vida.
Pero el personaje ha encontrado una buena salida, la de compartir su experiencia. Me encantó la metáfora y la ternura de la frase final. Ciertamente, tu prota va por el buen camino.
Un cálido saludo y ¡Suerte!
Estimado Juan.
Eres muy amable y constructivo en tus palabras. No sé cómo darte las gracias.
A veces, uno no sabe muy bien cómo surgen las historias que cuenta ni porqué. Es posible que se queden macerando en algún lugar del cerebro, por algo que uno ha sabido, oído, leído o conocido de primera mano y una sencilla imagen, como ese globo solitario que vaga perdido en un ascenso incontrolado, sea el elemento que la hace brotar.
Un cálido abrazo, caballero.
Hola, Jorge.
No está mal el nombre que me adjudicas. Ya me gustaría escribir a mí como, por ejemplo, Manuel Vázquez Montalbán o haber creado un personaje mítico como su detective. Por cierto, te recomiendo, si no lo has leído, su libro «La rosa de Alejandría» dónde sitúa a Pepe Carvalho en una investigación que transcurre por mi tierra.
Agradecido siempre por tus lecturas de mis humildes relatos.
Mucha suerte y cálidos y afectuosos saludos.
Perdona, Ángel, no sé que me pasó, o sí, los años.
Curiosamente, hace muy poco, alguien también me llamó Manuel en su comentario.
Gracias por la recomendación, trataré de conseguir el libro y de paso me entero dónde es tu tierra.
Recibe mi más afectuoso saludo, compañero.
Hola, Jorge.
Ningún problema. Espero que te guste ese libro tanto como me gusta a mí y que me cuentes tu valoración sea cual fuere.
Otro saludo lleno de afecto.