48 Cobijo (La marca Amarilla)
Nunca aprendiste y ya jamás aprenderás, es demasiado tarde.
Te tiraste toda la noche -lo mismo que toda tu vida- huyendo y no te sirvió de nada. Buscaste con desespero un refugio y al final encontraste aquella cueva al pie de la montaña, detrás de todos los bosques posibles, que parecía confortable.
Creíste que allí estarías a salvo.
Cubierto todavía por un halo de terror pensaste que en aquella húmeda penumbra estarías mejor que bajo la luminosa realidad del cielo abierto. Cuando por fin el sueño te vencía, cuando aspirabas a adormecer tu existencia para zafarte de su peso, aparecieron ellos desde el fondo de la guarida.
Te hicieron un favor al matarte, te libraron del dolor.
Te ejecutaron sin ninguna piedad, con saña y afán de sangre. Quebraron tus huesos y los utilizaron para trinchar tu carne, lanzando tus vísceras afuera para regocijo de las otras alimañas, las que residen lejos de tu mente. Fue un cruel asesinato vaticinado.
Esto es lo que tiene vivir con tus miedos; te acompañan allá donde quiera que vayas -no hay cobijo posible- y si no los vences, te acaban matando.
Hay enemigos poderosos y ajenos, qué duda cabe, pero tampoco hay duda en que el peor adversario somos nosotros mismos. Vencer los propios miedos e inseguridades es muy difícil, puede que no se consiga nunca del todo, pero es un reto del que no se puede escapar, como le ocurrió a tu protagonista, como queda bien claro en el útimo párrafo, unas palabras para conservar.
Un abrazo suerte y buen verano, Marca.
Buen verano, Ángel, campeón!!!
Pues sí, hay miedos y miedos, unos son dudas e incertidumbres, y casi siempre inofensivas, pero hay otros terrores mucho más peligrosos!!
Abrazos! 😉
MA
Hola Marca, has conseguido que la escena de la ejecución-matanza sea muy visual. Te felicito.
Nos leemos
Muchas gracias, Isabel!! He intentando que el relato fuera visual, sí, espero haberlo conseguido!!
Un saludo!!! 😉
MA
Pues cuanta razón llevas, no enfrentarte a las cosas antes o después te puede matar como a este ser del que nos cuentas que no supera miedos y acaba tipo que huye incluso de sus pesadillas que lo atacan, lo devoran y lo ejecutan. INquietante el relato y muy psicológico. Suerte, abrazos
Gracias por tu comentario, Manuel!!
Al final te tienes que enfrentar, no puedes estar huyendo toda la vida!!!
Un saludo!! 😉
MA
Sí, terriblemente inquietante este relato, en la que la víctima tiene responsabilidad en su propia muerte al no admitir sus propios miedos. Un abrazo, Marca Amarilla.
GLoria!! Muchas gracias por tu comentario!!
Efectivamente, también tenemos responsabilidades!
Un saludo!! 😉