49. El corazón de la bestia
Yo solo quería experimentar, por una vez, algún sentimiento propio de los humanos. Por eso aproveché aquella noche para mezclarme con la gente. Las calles eran un hervidero de máscaras y en cada esquina esperaba un fantasma, una bruja, un zombie o un payaso de sonrisa desfigurada. Y nadie reparaba en mí, ni se asustaban al tropezarse conmigo. Pero entonces le vi. Solo en mitad de la muchedumbre. Tan pequeño en su disfraz de esqueleto, con los ojos y la cara llenos de lágrimas. Me agaché para acogerlo entre mis brazos hablándole con toda la ternura que nunca había conocido. “No te preocupes, encontraremos a tu mamá”, le dije. El niño, entre hipidos, clavó sus ojos inmensos en mi rostro monstruoso. Y después abrió despacio su puñito cerrado para ofrecerme una golosina azucarada y pegajosa. Juro que me emocionó. Y luego, no sabría explicarlo… Solo puedo decir en mi defensa que era la primera vez que yo abrazaba a alguien. ¿Cómo iba a saber lo que ocurriría?
Deduzco que tu protagonista es la msima muerte, cuya figura tenebrosa, con la que nunca querríamos coincidir, no llamaría la atención una noche de Halloween. Ella misma se asombra de albergar sentimientos de ternura al mezclarse con la gente y descubrir a un niño desvalido, pero no se puede ir en contra de la verdadera naturaleza, la esencia predominante siempre se impone, su abrazo solo puede terminar con la vida. Todos la tememos y con razón, pero nadie piensa en su soledad, en un poder contra el que nadie puede hacer nada, pero que tal vez no querría y se ha dado cuenta de que es una condena.
Un relato que enseña que incluso el ser más impensado puede tener su corazoncito, pero no se puede cambiar lo que está escrito.
Un saludo y suerte, Marta.
Me encanta la interpretación que haces de mi relato. En realidad al escribirlo pensaba en un ser de aspecto abominable, que podría ser la Bestia del cuento o Leni, el personaje de la novela de Steinbeck que recientemente volví a leer. Pero esa idea de no poder escapar a nuestra propia esencia, o el hecho de que quien no es amado tampoco puede, aunque lo intente querer a los demás, está presente tanto en el relato que escribo como en tu interpretación. Gracias!
Yo estaba pensando en la criatura de Frankestein o algo así. Sin duda, tu maravilloso relato nos hace reflexionar. Un saludo y mucha suerte, Marta!
Muchas gracias!
Sí, como dice Ángel tiene que ser terrible no poder escapar a tu propia esencia, y acabar haciendo daño a un see débil y desvaludo al que se pretendw ayudar. Mucha suerte. Un abrazo. Gloria Arcos Lado
Me ha resultado muy curiosa la interpretación que ha hecho Ángel de tu relato porque en ningún momento, yo había interpretado que era la muerte el protagonista; se me venían a la cabeza algunos seres horribles y malignos que finalmente no pudieron dejar de serlo. Está claro que has jugado bien con nuestra mente.
Nos leemos.