63, EL INMORTAL
Lo que ocurrió fue sencillo: él sobrevivió y los demás no.
Despertó angustiado por una pesadilla: en ella, la cuarta luna de Wyrk estallaba y las pavesas de su combustión le asfixiaban. Pero, cuando salió al exterior, el planeta estaba realmente destruido, reducido a una oscura masa candente.
Tras un eón anhelando la muerte, subió al punto más elevado y se lanzó al vacío.
Mientras caía, le sorprendió su calma, su imperturbabilidad. Unos metros antes de llegar al suelo, el descenso se detuvo. Quedó flotando y comenzó a desplazarse paralelo al terreno. Volaba sin pretenderlo. Descubrió que podía acelerar hasta volverse invisible. Se precipitó contra un descomunal mogote con la intención de matarse, pero, tras atravesar su espesor, salió ileso.
No sentía dolor. Apenas notaba su cuerpo.
Pensó que, volando hacia el espacio, abandonando la atmósfera de su planeta y perdiéndose en el Universo, tarde o temprano, moriría. Y se lanzó a tal velocidad que viajó durante eones.
Mientras surcaba el cosmos, descubrió dos cosas. La primera y más evidente: que no moría ni envejecía. La segunda fue tardía: un amanecer, a lo lejos, vio algo insólito: un pequeño planeta azul.
Oyó lamentos remotos y sintió que allí le necesitaban.
Vaya relatazo en la línea de la mejor ciencia ficción, con un individuo que sobrevive a todo; no sabemos el motivo, simplemente sucede y eso es lo que importa. Acaba recalando en la Tierra, donde, de forma previsible, va a desarrollar su instinto altruista ayudando en lo posible a los mortales que allí moran. Con ello cumple la mayor parte o todos los requisitos que se le suponen a un dios o a Dios, entre ellos, el de la inmortalidad.
Un derroche de imaginación, un planteamiento sencillo y profundo.
Un abrazo y suerte, Salva
Querido Ángel, siempre me regalas tu presencia inmediata, tu lectura y tu análisis generoso. Es algo que espero y casi ansío, porque, cuando escribes sin querer resultar demasiado evidente, me devuelve un valiosísimo feedback.
Lo has descrito a la perfección y, simceramente, cuando empecé a escribir, aún no tenía muy claro dónde terminaría. Luego, la escritura goza de su propia magia y de sus propias sorpresas. Cuando escribí dos líneas, ya vi el planeta azul en el horizonte y supe que el micro iba de eso, del origen de otra cosa (que no hace falta contar).
Gracias, amigo!
Salvador, me encanta la sencillez de tu historia porque cuentas algo muy gordo, la inmortalidad de ese ser, de manera fácil y creíble; sin aspavientos. Así lo dejas claro en tu frase inicial. Me gusta que te entretengas y nos entretengas en la pesadilla como causa de todo para después contarnos ese viaje que podría haber ocurrido después de un buen chute de cualquier droga alucinógena. Te felicito.
Nos leemos
Hola, Isabel!
Me alegro mucho de que te haya gustado y de quevalores la sencillez al escribir xq es una de mis premisas.
La historia, aunque sea fantástica, es sencilla y su núcleo es ese descubrimiento de la inmortalidad y, tiempo después, de su destino que, sin decirlo, creo que es evidente.
Muchas gracias x pasarre por mi planeta…
La sensación de comprobarse inmortal pese a sus intentos de estrellarse lo convierten en un tipo interesante de seguir, y desde luego un ser con muchos «eones». Suerte Salva con este relato de otros universos.
El tipo tiene unos «eones» como ¡el caballo de Espartero! Jajaja
Bueno, es una historia em la que el pasado no nos interesa y el futuro lo adivinamos, pero en realidad se centra en ese descubrimiento de la propia esencia inmortal.
Lo demás, como decían en La historia interminable (creo) es otra hidtoria…
Gracias, amigo. Abrazo fuerte con palmetadascen la espalda.