69. Ave, César. (Nuria Rodríguez)
De haber nacido en más afortunada cuna, aquel esclavo habría podido llegar a ser un Dios. Sus rasgos duros y perfectos junto con un cuerpo esculpido para la lucha, le convirtieron en uno de los más aclamados Gladiadores romanos.
Su violencia en la arena hizo que se ganase el apodo de “La Bestia” y tal fue su éxito que, hasta el mismísimo César, requirió su presencia en el Coliseum.
Allí no defraudó y con una sangre fría demoledora, fue acabando con cada uno de los pobres desgraciados que lucharon contra él. Pero quiso la mala suerte que, en la última batalla, su adversario le rasgara el subligaculum o taparrabos dejando al descubierto su descomunal y erecto pene. Los gritos de emoción de las féminas junto con los abucheos de los envidiosos varones, le crearon tal confusión que acabó derrotado en la arena. Justo antes de recibir el golpe de gracia, el César levantó su pulgar perdonándole así la vida, una vida que, muy a su pesar, estaría dedicada a la satisfacción de su, ahora, nuevo amo, que aún con el pulgar en alto, miraba con los ojos incendiados y la boca hecha agua, las majestuosas dimensiones de su nuevo juguete.
Todo tiene un motivo, cada decisión viene accionada por unos hilos concretos. Un gesto que salva la vida de un esclavo condiciona aún más su libertad. Ese dedo pulgar alzado, más que la generosidad del emperador, refleja otro tipo de planes e interés. De sentirse casi un dios a convertirse en alguien servil, todo en poco tiempo. Es fácil suponer que a este exgladiador le gustaba más su vida de antes, aunque fuese violenta y arriesgada, pero el que manda, manda.
Un relato con una mezcla de desenfado, divertido y a la vez algo dramático.
Un abrazo, suerte y buen verano, Nuria.
Hola Ángel!! Gracias por leer y pasarte, como siempre, a comentar. Si he conseguido sacarte una sonrisa ha merecido la pena. Pasa un buen verano Ángel!! Abrazos.
Jajaja, Nuria divertido este relato y normal que La Bestia se distrajera y perdiera el combate, él mismo estaría aún más sorprendido al verse aquello en pleno campo de combate. En cuanto al César demosle lo que es de él. Suerte Nuria,
Gracias Manuel por leerme y comentar. Pobre hombre que le ha salido todo por culpa de lo que seguramente era su orgullo. 😂😂😂. Un abrazo.
Todo mal quería decir,
Jajaja. Demostrando que el tamaño importa…Un texto bien elaborado y lo que empezaba de forma trágica acaba haciéndonos reír. Te felicito
Nos leemos.
Hola Isabel!!
Claro que importa, pero a veces para mal 😂😂.
Mil gracias por leerme y comentar! Un abrazo enorme y nos leemos.