77. El ogro (Pablo Cavero)
Con pánico en el cuerpo por las historias que habían circulado sobre ese ogro tan temido, tras días de incertidumbre, me decido a una hazaña arriesgada a la que nadie se ha aventurado hasta hoy. Me dirijo al lugar más recóndito e inhóspito de la isla donde hay una cueva de difícil acceso, supuesta morada de ese ser legendario que aterroriza a la población. Tras horas de marcha, escalo por las rocas con esfuerzo casi sobrehumano, me adentro en la caverna con sigilo y atisbo en las entrañas de la misma a un andrajoso anacoreta con aspecto de oso de dos metros. Avanza hacia mí, el pavor y su gruñido me dejan inmóvil. Con mirada desafiante me examina desconfiado sin pestañear. No porto ningún arma ni objeto beligerante. Aguardo sudoroso. Con una voz ronca de quien lleva años sin usarla me pregunta quién soy y para qué he venido. Tembloroso le respondo que soy periodista e investigo las leyendas de la isla. Tras minutos de silencio su rostro se relaja, con gesto hospitalario y un atisbo de sonrisa oxidada me ofrece agua y comida. Entre lágrimas, el ermitaño me detalla y desmiente su sambenito de bestia inhumana.
Todas las leyendas encierran su parte de verdad, pero posiblemente, también, todas puedan desmontarse si se investiga un poco. Ni el monstruo era tal ni el ermitaño era tan estricto.
Suerte con esta historia que pone en entredicho los mitos y los sitúa a un nivel humano.
Un abrazote, Pablo
Bien Pablo una periodista fiel cumplidor de su trabajo que descubre la realidad tras esa cueva. Lo malo va a ser que si había turismo por la bestia lo mismo desaparece, jaja. Bravo suerte!
Esos personajes a los que tememos son muchas veces seres inocentes sobre los que proyectamos nuestros propios miedos. Nos quedamos con las ganas de saber que ha llevado a ese supuesto ogro a vivir como un ermitaño escondido en una cueva tenebrosa. Un relato inquietante con un toque de ternura. Mucha suerte.