03. LO DIJO DIÓGENES, EL CÍNICO (Jesús Alfonso Redondo Lavín)
A mi edad provecta, libre hace lustros del tabaco, sigo siendo esclavo del efecto inherente al abandono del referido vicio que, en forma de quince kilos de grasa, no sé si blanca o gris, acumulan las lorzas de mis costados, frontal y bajo trasero. Sin olvidar la presión que las referidas ejercen sobre mi cuello, para tortura de quien me acompaña en el lecho, que hubo de soportar conciertos en tono roncón supino.
Un experimentado traumatólogo me preguntó examinando un moratón misterioso en mi costado por el que fui a consulta:
─ ¿Usted ronca?
Aquella tortura sonora terminó en el neumólogo con una noche de conteo de apneas con la cabeza invadida por sensores a modo de viscosos bigudíes, una espirometría, una máquina CEPAP y una recomendación muy viva de adelgazamiento.
Me gustó lo de soplar. Se me dio bien el espirómetro, con su tubito de cartón igual que el que me proporcionó la Guardia Civil en el arcén de una carretera de la provincia de Burgos, (di negativo). Pensé iniciarme en el arte de tocar la trompeta.
También Diógenes, de viejo, quiso aprender a tocar la flauta y dijo por primera vez aquello de: “Más vale tarde que nunca”.
Nunca se sabe cómo puede despertar una afición, algo que siempre tuvimos, un fuego interior que requiere de una chispa para encenderse, un simple soplido, por ejemplo. Cuando se quiere y si las circunstancias no están en contra, se puede.
Una historia simpática, creo que autobiográfica y, desde luego, sincera (por los confesados ronquidos).
Un abrazo y suerte, Jesús.
Muchas gracias,Ángel. Tútan atento como siempre.
Gordo, fumador vicioso, grasoso, en manos de la Guardia Civil, flautista nocturno, contador de historias macabras, con una cabeza rodeada de cables como los robots y para rematar, con culo gordo. No sé cómo saldría un retrato tuyo para la posteridad, pero fijo, fijo, saldría mejor que un autorretrato dejado en tus manos. Pero no te preocupes, la realidad es que, desde pequeño, has sido, y sin presumir, un don juan rompecorazones.
Eso pensabas, pues no me comía un colín.
Gracias Miguel.
Bueno, si terminas tocando la flauta no es mala cosa.
No hay nada como reírse de tu sombra, es liberador.
Jocoso , socarrón, ¿hay un punto de amargura, O es cosa mía?
Desde luego me gusta
Lo único amargo es la pila de años que acumuló, pero hasta hay caramelos amargos que gustan.
Lo único amargo es la pila de años que acumuló, pero hasta hay también caramelos amargos que gustan. Muchas gracias por comentar
Genial tu relato, Jesús. Cómo contar, con sentido del humor, un complejo problema de salud tras dejar una adicción. Pero el tabaco es muy vengativo, y sigue atacando aun después de haberle dado la espalda. Un abrazo y…Suerte guapo.
Muchísimas Gracias Puri, por haberte parado a leer mi relato.
Jajaja…Al personaje de tu micro sería fácil de responder que «cualquier excusa es buena»
Veo que te ha divertido, Isabel. Muchas gracias por comentar.
Jesús es muy divertido este relato autobiográfico que, desde luego, no te hace justicia.
Lo comprobé en vivo y en directo el jueves pasado. Eres educado, divertido y aunque seas un ex aficionado al tabaco supiste controlar es vivio y mantenerlo a raya.
Lo de aprender a tocar no estaría mal, nunca es tarde para volcarse en nuevas aficiones que hagan más divertidas y llevaderas nuestras vidas.
Me alegró muchísimo verte y compartir contigo esa magnígica micro madrileña.
Y de nuevo, te reitero mi profundo agradecimiento.
Esa grandísima iniciativa para que yo y mis hijos, que me consta están encantados y que me han dicho que os dé las gracias en su nombre, ha sido para mi un gran revulsivo y un motivo para que vuelva a creer en las personas y en la vida.
Un fuerte abrazo, Jesús.
Muchas gracias Gloria. Fue también para mi una lección de vida compartir esa tarde contigo y un placer estar con los compañeros. Gloria, te deseo lo mejor.