26. La vida de después (Luisa Hurtado)
Se había ganado el respeto por dejarse la piel y controlar hasta el último detalle. Nunca puso reparo alguno en echar todas las horas que hicieran falta, en asumir que el trabajo era lo único importante, en prescindir de novias, compromisos, hijos, ocios, vacaciones o viajes. Sin embargo todo llega, hace unos meses le prejubilaron; él como siempre lo había visto venir y sabía que no obtendría un mejor trato.
Supuso entonces que sentiría un vacío, que la soledad y las horas le aplastasen, lo asumió como inevitable; pero lo que no vio venir es que, al resolver la herencia de su padre, descubriera que poseía un pequeño terreno y una casa en ese pueblo que no visitaba desde la niñez y que Vera, la única niña que acompañó al río en el verano, se hubiese quedado viuda, y le recordase, y le abordase, y le ayudase a mudarse, y estuvieran durmiendo juntos desde el primer día, piel con piel, ni tarde ni nunca, en el momento simplemente adecuado.
La trayectoria de cada uno es una mezcla de propia voluntad y circunstancias externas. Tu protagonista tuvo una vida razonable, aunque no plena. Consiguió llenar el vacío en la última etapa de su existencia, con él predispuesto, pero también con un destino escrito que por fin le fue favorable. Para llevar a «la vida de después» tuvo que suceder lo anterior, tal vez para aprender a valorar todo en su justa medida.
Un relato que invita a no tirar nunca la toalla.
Un abrazo y suerte, Luisa
Luisa, me gustan mucho las historias de amores reencontrados, quizás por que la primera vez que se cruzaron sus vidas no era el momento todavía.
Es curioso a todo lo que renuncia tu protagonista por su trabajo. Por suerte, al final la vida le compensa con el amor.
Suerte!
Tu relato da mucho que pensar sobre la vida que llevamos. A tu protagonista le sonrió al final. Pero no es lo habitual. No solemos pararnos a mirar desde fuera para ver si nos gusta lo que vemos. Es pura inercia.
Una reflexión interesante y bien narrada.
Suerte.
Interesante reflexión y bien cerrada la historia. Todo tiene su momento y no hay que forzar las cosas.
Un abrazo y suerte, Luisa.
Bonito reencuentro y es que nunca sabes lo que te va a venir unas horas más tarde, unos minutos siquiera después son suficientes para que toda tu vida cambie. Abrazos Luisa, suerte