71. El procastinador
Para muchas tareas era vago, sobre todo para aquellas que le daban tanta pereza. Estudiar para los exámenes, siempre el último día, atracón a última hora. Tirarse desde el trampolín, o la tirolina, mejor ser de los últimos, observar como lo hacen los demás.
Tras meses de posponerlo, se apuntó al taller de escritura creativa, en el que un día descubrió el significado de una palabra nueva y estuvo riendo como un tonto unos minutos a solas, había sido un maestro de la procastinación toda su vida sin saberlo.
Se animó a mandar sus textos a los concursos de relatos, siempre escritos el último día y envíados en los últimos minutos. En contra de las enseñanzas y reglas lógicas de dejar reposar lo redactado para poder corregirlo. Quizá por eso en seis años no había logrado ningún premio. El día que hizo lo correcto y no quedó finalista, pero un afamado escritor mencionó su ocurrencia. Y tras años esforzándose en no dejar para mañana, obtuvo un premio con su relato «Mas vale tarde».
Jajaja, desde luego lo del último minuto lo has clavado.
Y en cuanto a la palabreja, ¿te puedes creer que no la había oído en mi vida hasta hace unos meses y últimamente me la voy tropezando por todos lados? Ahora a mí también me entra la risa cada vez que la veo.
Un abrazo y suerte, Pablo.
Yo siempre soy del último momento, y así me va. Yo la pañabreja la descubrí hace como un año o dos y aluciné. Gracias por tu simpático comentario y por leer mi ocurrencia. Un abrazo, Ana María.
Mejor tarde que nunca, pero también es posible hacer las cosas despacio y con tiempo. Dicen que la constancia siempre da fruto, tu protagonista es el vivo ejemplo, nadie mejor que él para titular un microrrelato con el lema de esta convocatoria.
Un relato divertido, me has hecho sonreir.
Un abrazo grande y suerte, Pablo
En este relato hay algo autobiográfico, jeje. Pero siempre mejor muy, muy tarde que nunca. Me alegra sacar una sonrisa. Mil gracias por leer y comentar siempre mis relatos. Un abrazote, Ángel.
Bueno a veces escribir o llevar a cabocualquier acción en el último minuto tiene, no sé si recompensa, pero sí mucho de impulso y adrenalina que tampoco bviene mal de vea en cuando, y procrastinar es , con excepciones, una relifgión muy extendida. Suerte Pablo, abrazos
Cieto que procastinar tiene su punto divertido. Gracias por leer y comentar. Un abrazo, Manuel.