08. Sobremesa eterna ( Fernando García del Carrizo)
Los pequeños discuten en el otro extremo de la mesa quién se comerá el último helado, mientras los mayores encuentran soluciones, aparentemente fáciles a los grandes problemas del planeta. Contemplo sus rostros. Los ojos de la mayor, igualitos a los míos, no pierden detalle de lo que ocurre en la comida. La segunda, zurda y cabezota como yo, pega codazos al cretino de su marido para que ayude a recoger los platos. Mi hijo, que heredó mi sonrisa, lucha con el pequeño para que haya más puré en su boca que en el babero. Todos parecidos a mí, pero por suerte diferentes y únicos. Entre el ruido, los gritos y las risas disfruto al observarlos. Ensimismado, tardo en responder a la pregunta de si me ocurre algo por lo callado que estoy. Respondo que me siento mejor que nunca. Y es verdad. Aunque ellos lo desconozcan todavía, tengo la tranquilidad de saber, que, en breve, cuando me incineren, seguiré presente.
Algo de nosotros dejamos a los descendientes, igual que algo llevamos de nuestros antecesores. Todo se hereda. La transmisión de genes es biología, compleja, pero explicable, como toda ciencia. Ese afán de perdurar va más allá de la razón, es algo exclusivamente humano.
Eso sí, como bien dices, todos parecidos, pero diferentes y únicos.
Un abrazo, Fernando. Suerte
Gracias Angel por tus comentarios. Un abrazo
Dicen que vivimos mientras vive quien nos recuerde. Pero tú vas más allá: una pequeña parte vive en nuestra descendencia, y yo añado que incluso en quienes nunca nos conocieron.
Un abrazo y suerte.
Gracias Rosalia por tus comentarios.
Un abrazo. Nos seguimos leyendo.
Hola Fernando,
Has contado la escena perfectamente; hemos podido visualizar bien esa mesa de comedor con toda la familia alrededor de ella, los pequeños y los mayores.
No me queda claro, si el abuelo solo piensa en su muerte como persona mayor que ya es o porque esconde el conocimiento de una enfermedad que se lo llevará pronto pero todavía no lo ha contado. En fin, tampoco importa mucho; importa su pensamiento.
Nos leemos.
Muchas gracias por tus comentarios Isabel Cristina.
La idea era lo segundo, el abuelo esconde que esta enfermo y va a morir pronto y eso es lo que le hace reflexionar.
Un abrazo
Tierno cuadro familiar que parece enorgullece al patriarca, antes d que llegue el momento que ya vislumbra. El personaje central que valora al fin su vida y de momento y hasta que lo incineren va todo en positivo. Suerte Fernando
Muchas gracias Manuel por tus comentarios. Nos seguimos leyendo
Dejamos un piso, y no sólo genético o educacional, también el amor, el humor… La ficción!! Algo quedará, y se percibe así en esa escena costumbrista tan bien narrada.
Un placer leerte. Enhorabuena
Muchas gracias Alberto por tus comentarios. Me alegra saber que te ha gustado. Nos seguimos leyendo. Un abrazo
Hola, Fernando. Pintas un cuadro muy entrañable de esa sobremesa familiar. El abuelo está orgulloso de su prole y la disfruta a pleno sabiendo que ya le queda poco, lo que mantiene en secreto porque el conocimiento apenaría a todos y ya las reuniones no serían lo mismo.
Precioso relato para el que te deseo mucha suerte.
Un cordial saludo.
Fernando, trazas un cuadro familiar feliz. En él perviven cualidades del abuelo que se reflejan perfectamente en sus descendientes. Y ese abuelo, que pronto se irá en silencio, se va tranquilo, sabiendo que sus genes trascenderán en las vidas de esos hijos y nietos de los que se siente orgulloso. ¡Bello homenaje a ese feliz abuelo! Un fuerte abrazo. Gloria
Muchísimas gracias Gloria por tus palabras. Nos seguimos leyendo. Un abrazo
Me gusta mucho la visión del abuelo, ya un poco desde la distancia, de una de sus últimas comidas familiares, que por cierto, está perfectamente retratada. Se va en paz sabiendo que en esas eternas y a veces polémicas sobremesas, lo importante no es la conversación sino la compañía. Muchas felicidades
Muchas gracias Sara por tus acertados comentarios. Un abrazo
Hola Fernando, cuando las cosas se han hecho bien y se ha tenido una vida plena no da tanta pena irse. Tu protagonista ha creado una familia normal y unida, con sus defectos y virtudes. La satisfacción del trabajo bien hecho. Este hombre merece disfrutarlo por mucho tiempo.
Un abrazo
Gracias Pilar por tu comentario