OTRA CITA… DE LEYENDA
Poco a poco se fue reduciendo, fetizándose, momificándose en vida, hasta el punto de que en sus últimos meses era una ciruela pasa perdida dentro del camisón, y el brazo siempre alzado terminó por parecer la pata de una marimonda. Se quedaba inmóvil varios días, y Santa Sofía de la Piedad tenía que sacudirla para convencerse de que estaba viva, y se la sentaba en las piernas para alimentarla con cucharaditas de agua de azúcar. Parecía una anciana recién nacida. Amaranta Úrsula y Aureliano la llevaban y la traían por el dormitorio, la acostaban en el altar para ver que era apenas más grande que el Niño Dios, y una tarde la escondieron en un armario del granero donde hubieran podido comérsela las ratas. Un domingo de ramos entraron al dormitorio mientras Fernanda estaba en misa, y cargaron a Úrsula por la nuca y los tobillos.
-Pobre la tatarabuelita -dijo Amaranta Úrsula-, se nos murió de vieja.
Úrsula se sobresaltó.
-¡ Estoy viva! -dijo.
-Ya ves -dijo Amaranta Úrsula, reprimiendo la risa-, ni siquiera respira.
-¡ Estoy hablando! -gritó Úrsula.
-Ni siquiera habla -dijo Aureliano-. Se murió como un grillito.
Entonces Úrsula se rindió a la evidencia. «Dios mío -exclamó en voz baja-. De modo que esto es la muerte.»
Buffffffffffffffffffffffffffffffffff!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! No, Juanan, nooooooo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Sublime García Marquez.
Es de esos libros que, los abras por donde lo abras, te atrapa de nuevo.
No se puede tener más gracia.Me lo releo en cuanto lo encuentre, o me lo devuelvan, que lo presté, mecachiss.
García Márquez, como escritor, sin desperdicio. De mis favoritos el más.
lo que nos queda a a algunos jajaja. Puf que pelotazo de narración.