36. LA VISIÓN
El ejército victorioso ha abandonado el campo tras saquear a los muertos y dar piedad a los heridos. Tras ellos llega el hervidero que sigue a la tropa como una nube lastimosa. Rebuscan en aquel bodrio de sangre y heces, de bestias hinchadas, de rostros desencajados. La luna ilumina la espantosa caligrafía de la muerte.
Dámaris, la adivina, pretende engrosar su bolsa. Tiene el don de leer el futuro de los vivos; en el contacto con los muertos solo encuentra oscuridad. Es por eso que busca el paraíso en la tierra, donde hay alguna luz.
Advierte un destello que la luna arranca de un objeto en medio de la carnicería. Se recoge las faldas y en cuatro brincos está junto a él.
Es una hermosa daga que duerme junto a la mano de su señor bañada en sangre al igual que él. Observa al hombre, es un caballero que en la palidez de la muerte aún conserva cierta belleza.
Dámaris sucumbe a un impulso, se arrodilla sobre él y besa sus labios que percibe cálidos. Una visión acude a su mente.
Es entonces cuando su instinto la lleva a mirar hacia donde se encontraba la daga.
Me gusta tu micro, Marco: es muy visual y tiene un lenguaje cuidado, aunque no acabo e entender el desenlace. ¿Está vivo el caballero y mata a Dámaris con la daga?
Me quedo por aquí a la espera de más comentarios.
Un saludo y suerte.
Me alegra que te guste, muchas gracias. El final queda a elección del lector. Un abrazo.
Hola Marco, una escena desoladora, una imgagen impactante del campo de batalla y de la brutalidad del conflicto. Aún así como buitres hay humanos que aprovechan para sisar lo que puedan y un beso que despierta un misterio en medio de la carnicería nocturna.Suerte, abrazos
La visión de esta adivina, unida a los labios aún cálidos del supuesto caído en combate, parecen denotar que él, en realidad, no ha muerto en la brutal refriega, que esa daga va a volver a pedir sangre; a partir de ahí, creo, el desenlace queda abierto, es probable que él termine con la hechicera, aunque esto solo es una hipótesis personal, pues únicamente el autor podría rebelar el final, siempre que desee hacerlo.
Un saludo y suerte, Marco
La idea es que decida el lector. Muchas gracias Ángel, un abrazo.
Forma parte de la condición humana, lo vemos cada día en los telediarios. Gracias Manuel, un abrazo.
Siento ese «rebelar», que debiera haber sido «revelar». Es lo que tiene escribir con el móvil.
Otro abrazo, Msrco
Gran relato con final abierto, disfrute leerlo. Saludos.
Muchas gracias Ana, un abrazo.