Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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39. EL CUELLO DE LA REINA

Cuando un verdugo se atusa los bigotes y afila la hoja con el mismo celo es porque hay un reo de postín o, mejor aún, se acerca el momento de retirarse y el público aguarda expectante un último alarde. Por tantos años de fiel servicio a la nación, el estado hizo coincidir una magna ejecución con la jubilación de su infalible funcionario, al que le brindaron una cabeza coronada para lucirse y emprender el camino a un descanso merecido en su casita del bosque.

En lo alto del cadalso, bien sujeta, tanto como los ojos de la concurrencia, brillaba la cuchilla, que apuntaba al cuello de la reina, con la mirada puesta en el cesto. Mientras le ajustaba la nuca, el verdugo, que distinguió una piel suave y perfumada, en un inusual impulso le ofreció la posibilidad de fallar con el acero y fugarse con ella para vivir juntos el resto de sus vidas, pero pronto lo descartó, optando por hacer su trabajo con esmero y eficacia para no ver deteriorarse ese cutis tan sublime que acabaría palideciendo con los años.

Como un telón que cae, aquello puso fin a la función.

4 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Un relato de lo más visual, es difícil no ver a María Antonieta en ese cadalso, como resulta imposible no sentir esa amalgama de sentimientos contradictorios del verdugo: la emoción del momento, la culminación de sus servicios, su deseo secreto de no hacer lo que se espera de él, y el sentido del deber por encima de todo. Al final la función sienpre termina, como acabó la de la malograda monarca, de sangre tan roja como la de cualquier plebeyo.
    Un abrazo grande y suerte, querido JM

  2. Rosalía Guerrero

    Pues tampoco hubiera estado mal fugarse juntos, aunque es cierto que la pasión resiste mal el paso del tiempo. Un micro de película.
    Un abrazo y suerte.