44. UNA DE VAMPIROS (Isabel Cristina)
«Ocurre cada noche de luna llena»—decían en el pueblo—
Allí me contaron que al ocultarse el sol, el conde comenzaba un llanto irrefrenable porque se sentía inseguro, muy inseguro de sus actos. A pesar de todo, enjugaba sus lágrimas y empezaba su paseo nocturno dirigiéndose siempre hacia el mismo lugar; abría la tumba de su desventurada esposa (la difunta no perdía el rojo carmín de sus labios) y la besaba en la boca para descubrir, una vez más, que ella le devolvía el beso suavemente, sin morder, a pesar de que la desdichada mujer se levantaba de su tumba sedienta. Juntos tomaban una copa llena de un líquido espeso y sanguinolento; ese fluido, bajo la luz de la luna, complacía todos sus sentidos. Los curiosos la contemplábamos; ellos se miraban y ojerosos se despedían, antes de que surgiera el primer rayo de sol .
Me gustan mucho las historias vampíricas, tanto las siniestras de terror como las románticas, al mejor estilo decimonónico, como es el caso de tu micro.
Un abrazo y suerte
Una pareja peculiar, que no ha perdido la magia que les une, pese a sus circunstancias. No hacen daño a nadie y son envidiables en cierto modo, porque su función no termina nunca, ni más allá de la muerte.
Una historia que podría ser escalofriante y resulta lo contrario, atrayente.
Un abrazo y suerte, Isabel Cristina
Bien dibujada esta escena de una parej que seguirán hasta la eteridad con su apasiondo amor, eso si antes de que salga la luz a casa. Suerte Isabel
Una historia de vampiros que nos muestra unas realidades muy humanas con las que nos podemos identificar. Tristeza, inseguridades, separaciones, reencuentros, momentos para compartir y despedidas. Un texto que habla de nosotros, aunque sea en otro mundo. Enhorabuena.
Un abrazo y suerte, Isabel. Y felices fiestas.