84. PROPÓSITOS DE FIN DE AÑO
Hace dos Nocheviejas, el primo Raúl decidió dejar de ser un estudiante modélico y tomarse un año sabático. Se retiró después de las uvas y amaneció con el aspecto desaliñado de un perfecto holgazán. Se pasó los siguientes trescientos sesenta y cinco días de la cama al sofá, sin dar un palo al agua.
El pasado fin de año, con la última campanada, proclamó que había descubierto la vocación religiosa y que si no se ordenaba sacerdote era por no darle un disgusto al abuelo, ateo de toda la vida. Tras doce largos meses de misa diaria y rezos de rosario interminables, esta noche esperábamos expectantes su nueva ocurrencia.
Después de cenar hemos salido a la terraza para ver los fuegos artificiales. Raúl ha pedido silencio y, con un hilillo de voz, ha confesado su propósito de terminar con todo de una vez. Un poco achispada por el cava, la tía Paquita ha brindado porque alcanzara pronto su deseo. Como él no parecía decidirse y viendo la ocasión propicia, sus cuñados lo han subido a la barandilla y, entre todos, le hemos dado el empujoncito que le faltaba. Al fin y al cabo, para algo está la familia.
¡Ay madre! Un relato que empieza divertido con las ideas de casquero del protagonista, y que sin embargo termina negro negrísimo con esa familia tirándole por el balcón. Pobre, tampoco me parece a mí que fuera para tanto pero, en fin, ellos sabrán… Espero que tus propósitos de Año Nuevo sean más normalitos, jajaja.
Mucha suerte Asun, un abrazo y Feliz Año.
¡Ay, pobre Raúl! Entiendo que la familia estuviera hasta de sus ocurrencias, pero igual se refería a otra cosa y la familia se ha adelantado.
Un micro muy divertido, con ese humor negro que me encanta, y muy apropiado para las fechas en que estamos.
Un abrazo y feliz 2024!
Los deseos de fin de año están hechos para no cumplirse, o eso dicen. Sin embargo, tu protagonista sí que los cumple y de forma literal a lo largo de todos los días. Al mismo tiempo, o por ello, también se ha convertido en un vago, un parásito y un pesado, se ha ganado a pulso el no ser muy querido. La primera vez que parece dudar de su deseo y necesitar ayuda para cumplirlo la familia le echa una mano, o todas, sin dudarlo.
Un personaje singular y un humor negro original y bien traído.
Un abrazo, suerte y feliz año, Asun.