99. La novia
El invierno era duro en aquel recóndito pueblo de montaña, sobre todo cuando a la noche se le antojaba vestirse de blanco y un lobo solitario, atraído por el manto inmaculado de tan singular novia e iluminado por la gran luna redonda, se acercaba hasta las primeras casas. Allí permanecía aullando hasta que los primeros rayos de sol aparecían en el horizonte. Se diría que andaba enamoriscado, pero ¿quién era el objeto de su deseo?
Blancanieves se levantó y, sin decir nada a nadie, se dirigió al bosque siguiendo las huellas del lobo. Lo encontró dormido dentro de la cueva. Ella se acurrucó a su lado, como hacía siempre, y esperó. Cuando la bestia se humanizó y sus garras desaparecieron, comenzó a acariciarla. Los amantes, arrastrados por una vorágine de deseo y placer, se amaron ferozmente.
Por fin se libran ambos del papel que les habíamos dado, para ser ellos mismos. Me gusta tu revisión de los cuentos.
Un saludo
JM
Si los lobos son estupendos, yo conozco a uno, feroz , feroz,,, que no lo cambiaría por ningún ovejito.
Una tierna historia con personajes conocidos, pero que no se parece en nada a la que nos contaron de niños.
Me gusta.
Un abrazo.