100. SE OCULTÓ EL SOL BAJO LA NIEVE
La escuela quedaba a más de un kilómetro. Como mis hermanos eran más pequeños, tenía que ir solo, así que rezaba para que viniera un jefe de estación con hijos de mi edad. Aquel invierno tuve suerte, Eladio tenía seis hijos, tres de ellos de edades cercanas a la mía, así que cuando la gran nevada estuve bien acompañado. Con Luis, Carmen y Herminio, el camino se convertía en un juego. Corríamos por la pradera nevada, hundiéndonos hasta las rodillas; nos tirábamos bolas y nos dejábamos caer sobre la alfombra blanca, dejando en ella nuestra silueta. A eso lo llamábamos “hacer santos”. Llegábamos a la escuela sofocados y felices, con las mejillas coloreadas por la intemperie. Pero eso pasó y llegó la guerra. Ahora también me toca pisar nieve, pero sin una pizca de alegría. Tras la derrota, nos venimos escondiendo noche y día, sin poder encender fuego para secarnos, y sin comer apenas. El camarada Fermín enfermó del pecho y tuvimos que enterrarlo en una cueva. Luego caímos en esta encerrona. Por el recuerdo de aquellos tiempos, Luis, te suplico que me contestes sólo a una cosa: ¿me vais a matar?
Magnífico relato,Antonio. Una historia perfectamente posible en nuestro reciente pasado.
Suerte y saludos.
Y tanto que se ocultó el sol bajo la nieve, para unos; para otros, vivieron de cara a él. Tu relato estremece, recuerdos de vidas truncadas que irremediablemente dejan pozo.
Un abrazo, Antonio.
Felicidades por tu cuento leído «Un día de tantos»,jeje.
Maestro Toribios, eso sí que es un final. ¡Sombreros al aire!
Un saludo
JM
ANTONIO, buen relato y mejor final. Su realidad hace estremecer tanto como la nieve que lo ambienta.
ANTONIO, buen relato y mejor final. Su realidad hace estremecer tanto como la nieve que lo ambienta. Saludos y suerte
El drama de una guerra civil, enfrentar a hermanos, amigos, vecinos… Muy buen relato, de la alegría infantil a la tragedia adulta. Saludos.
Gracias a todos. Y sí, la lectura en la radio me ha ilusionado mucho.
Estremecedor relato. El final es muy bueno, pero yo me quedo con los recuerdos de infancia, muy bien narrados.
Suerte y saludos
Buenísimo Antonio. La etapa inicial una maravilla el final de impacto
Guau! Buen relato, y triste ,a aunque la realidad es muchas veces así.Me atrajo el título , pero el relato transmite mucho.
Saludos
Un relato cargado de verosimilitud ya que se han dado situaciones muy similares. ¡Cuántos lazos familiares y de amistad habrán roto las guerras! Muy bien descritas las escenas de la infancia que desprenden felicidad, en contraste con la sensación de angustia y desesperación que trasmites en la segunda parte. El título, lleno de simbolismo, también muy adecuado. Me ha gustado muchísimo, Antonio. Enhorabuena y suerte.
Gracias a los últimos comentarios. Algunos son verdaderos análisis que agradezco, pues siempre se aprende.
Gran final, si señor. Envidia cochina me corroe.
Abracísimos.
Gracias, Barlon.
Un final que deja sin palabras. Suerte.
Besicos muchos.
Me ha encantado el contraste de sentimientos entre la infancia y la edad adulta. El relato es creíble totalmente y el final tan real como los sucedidos en nuestra historia reciente.
No está de más refrescar las memorias para evitar que, episodios como éste, vuelvan a repetirse.
Enhorabuena.
Un abrazo.
Gracias, Nani y Belén. No es extraño que suene a verdad, me lo contó mi tío Celerino.
Antonio, preciosa crónica de la ruptura de lazos afectivos por culpa de la guerra. El final, espléndido. Abrazos.
Gracias por tu opinión. Saludos.