35. EL BESO MÁS LARGO
Salí de la fiesta un rato. Te veía tan entretenida con el resto que no pensé que me pensaras. Me di una vuelta, escapé a respirar la noche y a fumarme un cigarro que me supo agridulce. Cuando volví, tú estabas fuera, me buscabas, y me contaste una historia que te había puesto triste. En tus ojos, los ojos más bonitos de todos los universos, un lago verde rebosaba lágrimas. Vi en tu cara la cara más triste del mundo y sentí unas ganas tan tremendas de besarte que sólo fui capaz de no decir ni una palabra, de no mover ni un solo músculo, de no escuchar absolutamente nada que no fuera aquel silencio negro de la noche iluminado sólo por la luz de tus pupilas. El brillo de tus ojos abría puertas, mi deseo cobarde las cerraba.
Pasó el momento y no hice nada, y aún hoy – años después- me atormenta la torpeza de no haberme tropezado con tus labios. El beso más dulce de mi vida es ese beso que no fue, y es el más largo.
Hay palabras que no se dicen, igual que hay besos que no se llegan a dar, pero se sienten. Existen muchas maneras de transmitir la energía y la atracción.
Me alegra leerte traa tanto tiempo, Sandra.
Un abrazo y suerte
Holas Sandra,
Nos has regalado una historia de amor con un beso dulce, largo y, en realidad, inexistente. Un cruce de miradas que tu personaje recordó toda su vida. La historia de un frustración; es triste y bien escrita.
Nos leemos.
Sandra, hace tiempo escuché que es mejor arrepentirse de las cosas que hemos hecho que de las que hemos dejado de hacer. Tu micro lo dibuja de una manera mucho más poética.
Un abrazo y suerte.