64. Cambio de planes (Blanca Oteiza)
La música envuelve las conversaciones que se pierden antes de llegar al oído. Los hielos se deshacen en una bebida que se derrama con cada baile. Y tú no dejas de fijarte en ese amigo de la amiga que acaban de presentarte. Le miras, él te mira; sigues danzando en la pista, como las ideas en tu cabeza. Quieres escapar de la noche ruidosa, de las amigas y del gentío que os rodea.
Te acercas a la barra, él llega después y se coloca a tu lado. Os miráis unos segundos, los suficientes para sonreír y responder al camarero que no queréis otra bebida. Salís del local a la noche que se muestra complaciente.
No hay nada mejor que un cambio de planes inesperado, de los que abren un mundo de posibilidades, sin necesidad de muchas palabras previas, es algo que tenía que pasar y sucede. Resulta fácil verse reflejado, que alguna vez hayamos vivido algo similar, está claro que la literatura une cuando se expresan sentimientos y vivencias comunes seamos de donde seamos.
Un abrazo y suerte, Blanca
Muchas gracias Ángel por tus palabras.
Cómo bien dices, la literatura de sentimiento es común a cualquier latitud del planeta.
Un abrazo
Me encanta como recreas ese juego de miradas del ritual del coqueteo. En realidad es algo muy divertido, más si tiene un bien final como es en tu micro.
Un abrazo y suerte.
Muchas gracias Rosalía por tu comentario.
Un abrazo
Pues es justo lo que sucede muchas veces, así de una forma tan sencilla y tan mágica. Esos son los mejores momentos de la vida que, además, jamás se olvidan.
Una propuesta muy adecuada para este tema. Ya me estaba imaginando una fotografía de esas tan preciosas que tú haces, con tus dos protagonistas en medio de una bonita noche.
Un abrazo, Blanca.
Muchas gracias Mercedes por tus palabras.
Un fuerte abrazo.