Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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10. Guardando las formas

—Me voy, papá, que no quiero llegar tarde al calentamiento —dijo el joven mientras se ajustaba las rodilleras por enésima vez—. Por cierto, Marcos tiene gastroenteritis viral. Así que hoy solo tenemos un líbero y adivina quién es — añadió con un tono de alegre cantinela y al ritmo de una especie de animado baile.

Ipso facto, el padre levantó la vista del periódico.

—Vaya, pobrecito tu amigo Marcos, qué mal perderse el último partido —contestó mirándole por encima de las gafas. Dile que se recupere pronto.

Y, en cuanto el joven salió por la puerta, el padre llamó a la madre.

—Nena, que salgo ya para el partido de vóley, que Marcos tiene cagalera y el niño jugará todos los sets.

—iOh, qué bien! iAleluya! Pues nos vemos allí, cariño.

6 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Este muchacho, al que no vemos pero imaginamos, se alegra de tener una oportunidad de jugar que, de no haberle sucedido un percance a su compañero, no tendría; por educación y profesionalidad no lo manifiesta abiertamente, aunque no puede evitar que se le note, como también la alegría del padre, comedida delante de él, pero desatada frente a su mujer. Seguro que no le desean ningún mal al joven damnificado, pero es lógico que se alegren por su retoño. Otra cosa es que la buena educación aconseje mesura y dar ejemplo.
    Un relato en el que se muestra las contradicciones entre el lenguaje y la actitud y la realidad y los sentimientos sinceros.
    Un abrazo y suerte, Aurora

    1. Aurora

      Muchas gracias por tu comentario, Ángel, siempre tan acertado y amable.
      La vida está llena de contradicciones y, al final, quien más quien menos se regodea alguna vez de cualquier contratiempo por pequeño que parezca.
      ¡Abrazo!

  2. Rosalía Guerrero

    Este alegrarse por el mal ajeno no es malvado, como el que hemos leído en otros micros. Es una alegría natural, y no podemos reprochar a esa familia que una circunstancia no buscada les beneficie indirectamente.
    Un soplo de aire fresco entre tanto rencor.
    Un abrazo y suerte.

    1. Aurora

      Muchas gracias por tus palabras, Rosalía. Creo que tienes razón y hay poca malicia en este schadenfreude, se podría decir, como bien apuntas, que es innato. O un schadenfreude «light» jajaja
      ¡Abrazo!

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