12. Mal rayo le parta
Menudo fantasma. Habrase visto presentarse en mi casa después de tanto tiempo. Hay que ser donjuán de tercera categoría y canalla de baja estofa.
Si ya me lo decía el aya vieja de mi querida tía Inés, sus almas en Buena Gloria estén.
‘Niña, lleva cuidado. Que de estos tipos conozco yo bien. Y no son de fiar para doncellas de buena familia. Que sois todas un poco pánfilas. Y con ese pico de oro, esas hechuras, esas espadas… Es que caéis todas rendidas’.
Y antes de reponernos del desmayo se van a por la siguiente. Dejando dulces palabras y memorias amargas.
Yo no aprendí la lección hasta que fue demasiado tarde. Cuando quise darme cuenta estaba de tres meses y encerrada en un convento. Pero me quedé con la criatura. Que se parecía tanto a nuestra estirpe que mi madre cedió ante mi pecado; y me asignaron el título y las tierras de mi padre. Que buenos cuartos nos proporcionan cada año.
Ahora viene a pedirme cuentas por cuestiones de apellido. O de reales, más bien. Que de percha y sable presumía, pero del bolsillo siempre anduvo un tanto flojo.
Esperanza, te aplaudo con las orejas. Me ha encantado este micro con aires medievales y ese final revolucionario para la época.
Y el titulo también, que ya no se maldice ni se insulta como antaño…
Un abrazo y suerte!
Nunca me habían aplaudido así. Eso ya es un gran logro como microrrelatista ^_^. ¡Gracias!
A los malandrines donjuanescos hay que ponerles en su sitio 😀
Un abrazo Rosalía.
En el título y en la última frase está la alegría por el mal ajeno hacia un mal tipo que, sin embargo, proporcionó a tu protagonista un cambio de vida no del todo negativo: dejó de estar encerrada en un convento, tiene un descendiente que se parece a su estirpe familiar y vive holgadamente de una herencia.
Una historia con la originalidad de estar encuadrada en otra época y con un lenguaje acorde a la misma.
Un abrazo y suerte, Esperanza
Por cada historia ‘a’ de un ‘donjuán’ está la cara ‘b’ de una ‘doñainés’ de la que solo se cuenta qué bonito es el amor. Ya sea en épocas medievales o un poquito más cerca, en el siglo XXI.
Pero los clásicos nunca pasan de moda. Que, como bien dice Alex O’Dogherty en su web, hasta para despacharse a gusto con(tra) alguien hay que ser un caballero o una gentil dama 😀
Gracias Ángel.
Un abrazo