68. Pequeñas cosas (Aurora Rapún Mombiela)
El corcho dejó una marca en el techo cuando chocó contra él. En cualquier otra ocasión, hubiera considerado una chabacanería agitar la botella como si fuera una coctelera, pero hay momentos en la vida en que uno puede hacer una excepción. Ni siquiera le gustaba el champán, pero el hecho de desperdiciar el Moët en ese momento era de por sí delicioso.
Estaba solo en su despacho. La mesa, como era habitual desde que le había sido arrebatado el último caso, lucía impoluta. Ni un papel. Solo el ordenador. La pantalla mostraba una tabla de clasificación. Su nombre estaba en el puesto 38, el del otro abogado defensor del bufete, en el 40. No necesitaba pregonarlo, ni cruzar el pasillo para asomarse a su puerta con una sonrisa burlona. Él era partidario de la discreción, de las cosas sencillas, de los pequeños detalles. De las diminutas satisfacciones cotidianas, como una carrera popular, como una palmada en la espalda a un compañero al rebasarlo en la línea de meta, como un simple mensaje de WhatsApp con un guiño simpático.
Muy sutil tu relato. Ganitas le tenía a su “compañero de bufete”.
Cada uno disfruta el triunfo como quiere.
Si no llega a rebasarlo, ¿qué habría hecho? Tanta pasión hace daño, pero allá él.
Exacto, Rosa. Allá él. Y oye, si solo necesita esto para sentirse contento, pues arreglado. Aunque creo que hubiera sido más provechoso hacer las paces dialogando, pero bueno. Cada uno lo lleva como puede. Un abrazo fuerte.
Las pequeñas cosas son, efectivamente, las que dan sentido a la existencia, más que los grandes hechos. La abundancia de las primeras sobre los segundos hace que se celebren más las ocasiones que se repiten menos (no se puede estar de fiesta siempre). Sin embargo, tu protagonista, celebra a lo grande algo que encuadra dentro de «las cosas sencillas», aunque igual se engaña, y superar al compañero era más importante y único de llo que quiere reconocer.
Un abrazo y suerte, Aurora
Sí, este hombre tiene ciertas rencillas que solventar, pero mientras todo quede en esto y no se pase de la raya, todo irá bien. Muchas gracias por tu lectura, Ángel. Un abrazo fuerte.
Hmmm, que bueno es el sabor de la venganza, aunque sea en la intimidad. Con que lo sepan ambos interesados es suficiente: para disfrutarla una, para reconcomerse el otro.
Un abrazo y suerte.