71. EL VECINO DE AL LADO (Chus Pando)
Desde que perdió su pierna, el vecino me hace la vida imposible. Pone la música a todo volumen a las tres de la mañana, tan fuerte que las letras de Shakira retumban en mi suelo y paredes como si fuesen una pelota. Me roba las cartas del buzón, pinta penes en mi puerta y hasta ha llegado a orinarme el felpudo.
La verdad es que está insoportable. Me persigue por el rellano con su muleta y su pierna de metal mientras grita: ¡hija puta, tú, sí, sí, zorra! Me señala con su dedo índice amarillento por el tabaco mientras la frente y los pómulos se le llenan de granos que parecen a punto de explotar como volcanes. Creo que está a punto de perder la cabeza.
Esta mañana me ha visto en el portal y ha intentado asfixiarme con una bolsa de plástico del Mercadona. Por suerte, los vecinos han intervenido y la policía se lo ha llevado detenido.
Al entrar en casa, se me ha dibujado una sonrisa al sacar del cajón de la mesita un pequeño muñeco vudú de arcilla envuelto en tela roja y negra. Quizás hoy le arranque la otra pierna.
Razones no le faltaban al hombre para enfadarse un poco. Parecía que el villano era él, cuando era la víctima
Un relato que muestra que antes de dar nada por hecho hay que confrontar todos los datos.
Un saludo y suerte, Jesús.
Muchas gracias por comentar mi relato, Ángel. Has dado en el clavo, quería contar la historia de una víctima que parece la presa y de una presa que parece la víctima. 😘
Vaya, vaya, con la vecina… Y parecía la víctima de la historia. Muchas suerte, Jesús.
Muchas gracias, Aurora. Y recuerda… Cuidado con la vecina 😉
Jesús, qué buen giro final, nos haces odiar al vecino para descubrirnos al final que el pobre es la víctima en esta historia. Enhorabuena.
Un abrazo y suerte.
Muchas gracias por tu comentario, Rosalía. Un saludito