87. SIN ACRITUD (Domingo J. Lacaci)
Mientras firmas, el notario me mira discreto por encima de sus gafas. Las raíces blancas del pelo, supongo. No he tenido tiempo ni cuerpo para ir a la peluquería.
En la calle te despides incómodo. Estás torpón y no das con la fórmula; tres décadas es mucho tiempo para caber en un solo adiós.
Ella te espera enfrente, tras un seto para que yo no la vea. Pero la veo, y veo también su edad, su falda, su talla, y su escote. Pasan dos repartidores y se vuelven a observar su imponente derrière. Tú ni te das cuenta porque, coqueto siempre, te has quitado las gafas antes de cruzar.
Tras tantos años y tres hijos, no puedo desearte ningún mal, ojalá seas feliz. Pero cuando te veo acelerar el paso de tus piernas gruesas y cortitas a su tranco largo de gacela, se me escapa una sonrisa. Ahí, me avergüenzo de mi reacción.
Cuando aprovechas el semáforo para alcanzarla y te subes al bordillo para hablarle a su altura, ya estallo.
Al detenerse el taxi, no soy capaz de darle la dirección. Es que me acordé de algo muy divertido, me disculpo. El taxista se contagia y acaba riendo también.
Muy bien contado, la descripción de la nueva pareja : de « imponente derriere” » con « tranco largo de gacela », me parece acertadísima para subrayar lo ridículo que le resulta a la recién separada su ex. Una bonita manera de minimizar la dureza de una separación .
Gracias, Rosa, yo creo que ya todos vemos a esa pareja tan desparejada alejarse por la calle. Por cierto, se alejan por Goya subiendo hacia Castelló: No me preguntes por qué, pero ahí los imaginé, saliendo de ese notario tan cincuentón él, y la esposa hecha trizas con sus raíces sin teñir, y los dos tipos con el mono mirando el trasero al pibón. Y no sigo que os hago otro micro!
Me alegro mucho de que te haya gustado, muchas gracias. Abrazo!
Tu protagonista se lo ha tomado muy bien, no hay nada mejor que el hunor para superar traumas, coger aire y seguir adelante. Además, como bien vaticina, su ex va a necesitar un penoso sobreesfuerzo para estar a una altura que no le corresponde. En realidad, ella está mejor sola y de esta saldrá más fuerte.
Un relato simpático y maravillosamente contado, muy visual.
Un abrazo y suerte, Domingo
Don Ángel, qué bueno saber de tí y volver a encontrarnos. Yo también estoy seguro de que se va a reponer y de que su vida, aunque hoy no sea capaz de ver con claridad, va a mejorar mucho lejos de semejante botarate.
Gracias por tu amable comentario, querido amigo. Abrazo.
Domingo, has dibujado la escena con esmero: veo a ese tipo ridículo y pienso que semejante mujerón no va a quererlo nunca como la mujer de la que se acaba de divorciar. Es más, posiblemente lo abandone por otro más joven y atractivo.
Estoy segura de que la narradora va a disfrutar de su nueva soltería.
Un abrazo y suerte.
Buenas noches, Rosalía, de acuerdo contigo. No le va a durar mucho el plan, pero no olvidemos que esta convocatoria iba de alegrarse del mal ajeno, y ella es tan gran mujer, tan enorme persona, que incluso se averguenza en la primera sonrisa que se le escapa ante el otro atontao. Es grande hasta en eso. Mira que la he creado yo, y le pediría un autógrafo si me la encontrara saliendo de ese notario en la Calle Goya. Ole por sus narices y ole por su segura y proonta reconstrucción.
Abrazo fuerte, Rosalía