49. Diagnóstico erróneo
Espero servirle a mi nuevo dueño. Parece que somos compatibles y tendremos una larga vida por delante. Por fin me sacan de la nevera para volver a sentir el calor humano.
Nos mandan para casa, pero al salir del hospital las promesas de cambio se han esfumado. Su mujer se ha largado con los hijos. Será difícil que sobrevivamos a este ritmo de alcohol.
No me necesitaba a mí, sino un nuevo corazón
El nuevo corazón que precisa el receptor de tu protagonista es un órgano intangible, pero bien presente, sin el que se sentirá cruelmente incompleto.
Original historia, con un narrador poco habitual.
Un abrazo y suerte, Francisco Javier.
Mil gracias, Ángel, compañero.
Un fuerte abrazo
Qué mala pata, tu desgraciado protagonista necesitaba un nuevo corazón para dejar de sufrir y por tanto de beber, y le han puesto un hígado nuevo, que va a acabar como su predecesor, con una cirrosis galopante.
Coincido con Ángel en la originalidad del narrador. Muy imaginativo.
Un abrazo y suerte.
Muchas gracias por tus comentarios, Rosalía.
Un fuerte abrazo
Coincido con Ángel y Rosalía en la originalidad de la perspectiva del narrador.
Se puede curar lo orgánico, pero olvidamos la psicología y la situación social de las personas a la hora de abordar la salud: como Trabajadora social en un hospital lo puedo corroborar a diario.
Me alegro mucho que te haya gustado, Rosa.
Un fuerte abrazo
Con lo que cuesta que te pongan en lista de espera!! Pobre!!
Genial relato, como siempre. Ese pobre órgano que ha salido del orfanato para nada, cachisss.
Aunque si ayuda a su dueño a encontrar el amor… Quizá una camarera?? Jeje.
Corto y directo, Fco Javier, enhorabuena y un abrazo enorme
Muchas gracias, Alberto y enhorabuena por esa final de REC, magnífico.
Un fuerte abrazo
En tan solo cinco líneas cuentas un montón de cosas, incluyendo un giro sorprendente. Y como dicen los compañeros, la perspectiva del narrador es muy original. ¡Enhorabuena y suerte!
Muchísimas gracias, compañera.
Un fuerte abrazo
Y qué voy a decir yo, si ya está todo dicho? Pues que me ha encantado, Javi. Breve, directo, con un narrador poco habitual y el típico giro final de un buen micro… es que lo tiene todo!
Un abrazo y suerte, compañero.
Muchas gracias, Ana, compañera madrileña.
Un fuerte abrazo
A veces, olvidamos la ley de la causalidad y pensamos que todo es casualidad, cuando siempre hay una causa detrás de un efecto.
Muy bueno, Javier.
¡Abrazo!
Mil gracias por comentar, Aurora, así es, siempre hay una causa.
Un fuerte abrazo
Me ha encantado. Qué bien trazado el camino hasta despistarnos en la última curva.
Enhorabuena
Muchísimas gracias, María. Me alegra mucho leerte.
Un fuerte abrazo
Buena historia, breve como sueles hacer, con las palabras justas en boca de este narrador – hígado que se lamenta por su mala suerte. Muy bueno, compañero
Muchísimas gracias, Jesús. Muy contento por tus comentarios.
Un fuerte abrazo.
Y parece que un nuevo cerebro tampoco le habría ido mal, porque desperdiciar voluntariamente una segunda oportunidad así en la vida no es muy inteligente, que digamos. Un relato muy concentrado y con volantazo final. Un abrazo y suerte.
Muchísimas gracias, Ana. Es cierto, un nuevo cerebro también le habría ido bien.
Un fuerte abrazo