44 Fermento (Paqui Barbero)
Desde hace unos meses no espera a su marido para hacer la masa. Abre la panadería ella sola y vende los panes y las hogazas mientras los clientes entran uno tras otro. «¡Qué bien huele a pan recién hecho, Ana!». Bollos de maíz, barras de Viena, panecillos de leche… Cada vez que suena la campanilla de la puerta le da un vuelco el corazón. El hijo del herrero enciende el fuego del horno con solo mirarla. Debe ser por el calor de la fragua. Amasa los molletes y tamiza la harina mientras piensa cómo serán los músculos de su espalda. Ni levadura necesita para que crezca la masa.
Mientras, el marido la observa en silencio y calla. Desde hace unos meses también él hace bizcochos de textura fina y delicada, cada vez que el hijo del herrero sale de la tahona y pasa por la casa.
¡Vaya par de tres! Entre barras y bizcochos anda la cosa. Muy bien amasado y levado este relato.
Gracia Edita Nogueira, encantada de que te guste. Abrazoo.
Cuánto encanto ha de tener el hijo del herrero para ser capaz de encandilar a los miembros de una pareja por separado, con una reacción química en la que la poderosa imaginación y la atracción hacen hace que el calor fluya, e influya en su trabajo.
Un saludo y suerte, Paqui
Gracias Ángel, será por la reacción química como bien dices. Encantada de saludarte y conocerte por aquí. Saludos y graciasss.
Creo que entre las líneas del texto puedo ver un exceso de levadura que se acumula en las esquinas, esa debe ser la razón por la que crece tanto la masa. Así que es normal que entre ellos tengan que repartírsela si no quieren que se estropee.
Paqui, un abrazo y mucha suerte.
Gracias Manuel, sí creo que se me fue la mano con la levadura. Bueno, espero que no. Muchísimas gracias por el comentario. Un saludoo.
Has levantado muy bien este relato. Pienso que mientras estén los tres contentos, que sigan amasando lo que quieran. Pero estos tríos tan ajustados suelen terminar mal. Aunque mientras dure seguro que los clientes disfrutan con las exquisiteces que salen de sus manos.
Gracias Rosa, creo que cuando se entere Ana de que el hijo del herrero bebe los vientos por el marido, igual no está tan contenta. O igual sí y se da cuenta de que vivía en un engaño y sigue haciendo esos panes tan deliciosos ella sola. ¡Quién sabe! Mil gracias por tu comentario. Un abrazote.
Hola Paqui, creo que eres nueva por aquí. Bienvenida!
Respecto a tu micro, me gusta mucho ese triángulo, quizás puedan mantener una relación triangular, o abierta, o algo para que la panadera pueda gozar también de los encantos del hijo del herrero.
Un abrazo y suerte.
Hola Rosalía, gracias por la bienvenida. Os leo desde hace un poco, pero no había participado casi nada todavía. Creo que ahora podré hacerlo más. Estoy encantada de estar aquí y rodeada de personas con esa pasión tan especial por la escritura. Muchas gracias por tu comentario. Abrazo y encantada.
Muy sugerente esa imagen de la masa que crece a la par que la pasión. Un placer leerte, Paqui.
Mil gracias, Antonio. Un placer escribir y que guste. Un saludo.
Paqui, qué alegría leerte en ENTC. Un disfrute ese aroma a pan horneado con pasión encendida. Ya me está apeteciendo conocer al hijo del herrero a ver de que masa está hecho😜 Un abrazo fuerte y mucha suerte.
Aurora, bonica, mil gracias por tu comentario. Es un placer estar aquí rodeada de tan buena gente y tan buenas letras. Besico.
Un relato ágil y delicioso.
Abrazos
Muchas gracias, María, por tu comentario. Me encanta que te guste. Abrazo.
Muchas suerte, Paqui con este relato que huele a pan y a pasión. Un abrazo y bienvenida 🤗
Gracias, María José, por la bienvenida y por tu comentario. Un abrazo grande.
Hola, Paqui. Parece ser que el hijo del herrero ha hecho surgir una pasión renovada en ambos miembros de la pareja. Igual es lo que necesitaban. No sabemos cómo acabará la historia, si ese adonis los unirá o será motivo de una ruptura definitiva. De momento la cosa está que arde en todos los sentidos. Muy sugerente, me ha encantado lo bien que lo has ambientado en esa tahona, hasta aquí llega el olor de esos panecillos y resto de exquisiteces. Suerte. Un abrazo y bienvenida.
Hola Juana, estoy encantadísima de estar por aquí rodeada de buena gente y buenas letras. Muchas gracias por tu comentario y por la bienvenida. Un abrazo.
Me parece a mí que no hay mejor fermento que ese que se destila en tu relato para amasar bollos, barras, panecillos y molletes. Y si a eso unimos la masa (muscular) horneada al calor de la fragua, bien sea con la imaginación de una o la realidad del otro, los que también salen ganando son los clientes de la panadería, además de nosotros, los lectores, claro.
Un abrazo y mucha suerte.