47. RESERVADO
Salió de la clínica sonriendo y dando grandes zancadas en dirección al metro, que a esas horas debería de estar atestado de gente, pero qué le importaba a ella. Tras unas cuantas llamadas a los suyos, ahora se aprestaba a poner algo de intriga en un mensaje escueto y misterioso: «Hola, guapo, luego te mando una foto. Espero que te guste.»
En el andén procuraba no recibir empujones de los hastiados pasajeros de la hora punta, y casi lo consigue salvo por un mochilazo de un descuidado adolescente:
—Perdone, no la he visto.
Ya en el vagón, se dirigió al joven de la mochila, que, sin prestar atención, como minutos antes, ocupaba indebidamente el codiciado asiento que casi nadie cede. Ella, que nunca antes osó sentarse allí, le mostró el letrero con un gesto dulce pero firme, y el muchacho se lo cedió, recibiendo a cambio una mirada de maternal agradecimiento.
— Perdone de nuevo, no sabía que…
Tras observarla con las manos en el vientre, le dio la enhorabuena.
— ¿Te importaría hacerme una foto en la que se vea el cartel de reservado? Es para mi novio.
La llegada de una nueva criatura debería ser, a priori, motivo de alegría, como también el anuncio de la misma. Esperemos que ese novio y, en principio, padre, reciba la noticia como algo gratificante de cara al futuro. Quien tiene la capacidad de engendrar vida debe tener un asiento reservado y, cualquiera que lo haya ocupado, cedérselo.
Un relato simpático y, por qué no decirlo, esperanzador.
Un abrazo y suerte, JM
Ella está experimentando la novedad de estar embarazada.
Muy bien hilado. Me gustaría saber la respuesta del novio, presunto padre de la criatura.
Seguramente sea un juego de pareja en el que ella por fin consigue el privilegio de sentarse en un asiento que antes le estaba vedado.
Hola Juan, mucha ilusión tiene que tener esta futura madre y seguro también el futuro padre. Un saludo y mucha suerte.
A ver si el novio recibe el mensaje
Yo también espero que el novio y padre novato esté igual de ilusionado. Desde luego, cuando es deseado es un momento fantástico en la vida de una mujer, y no solo por el asiento reservado en el bus.
Un abrazo y suerte.
Ella disfruta de las novedades de su estado y espera que él entienda el mensaje y sea tan comprensivo como el joven atolondrado.