2. PERSONA
Me lavo la cara. Dejo pasar un instante antes de secarme. Necesito que el frescor del agua me confirme que ya estoy despierto. Miro la imagen reflejada en el espejo y rememoro el maldito sueño que me atormenta noche tras noche. Ese en el que me encuentro en un lujoso salón de baile; como los de un palacio veneciano. Todos los asistentes van disfrazados y llevan máscaras. No logro recordar cómo eran, pero sí lo que representaban: al marido, al padre, al adultero, al amigo, al traidor, al poeta, al egoísta, al hipócrita… De repente todos se vuelven hacia mí, se descubren y veo que todos tienen el mismo rostro: el mío.
Entonces siento que me ahogo. Salgo corriendo. Entro en una sala donde hay un gran espejo. Veo mi cara desnuda y una especie de hebra que sobresale bajo el lóbulo de la oreja derecha. Estiro de ella, tratando de arrancarla; pero solo consigo hacerla más grande. Sigo tirando y mi cara se deshace en las hilachas.
Y debajo no hay nada.
Me visto; ya es la hora de ir al trabajo. Pero antes palpo mi cuello, mis pómulos. Todo está bien.
No hay por qué preocuparse.
Un año más se ha burlado a la realidad por una noche con la imagen que querríamos y volvemos a casa habiendo recuperado la imagen que queremos que vean. Interesante.
Un saludo
JM
Gracias por tu lectura Juan. «Persona» viene de la máscara que se usaba en los antiguas representaciones griegas. En el micro he querido mostrar ese Yo que somos y el Yo que representamos. SAludos
Personas al fin y al cabo.
Me ha gustado tu relato y me ha parecido inquietante.
¿que se esconde debajo de la mascara de quienes pensamos
que conocemos a nuestro alrededor?
Te deseo suerte, un saludo
Exacto por eso el personaje se alivia al final, cuando comprueba que todas sus máscaras están bajo control. Saludos
Ne apasiona el mundo de los sueños. Y narrados de formas excelente, más.
Gracias Edita. A mí que el relato o el micro se base en un sueño no me atrae. Creo que los relatos tienen que ser reales. Pero en este había dos imágenes que se me hacían irresistibles como es que todos tuvieran el mismo rostro y que la piel sea una máscara. No supeencontrar otra forma de narrarlo. Muchas gracias por tu tiempo
Vaya, se me ha colado una s de más en el comentario que acabo de enviar. Juan, por favor, si puedes elimínalo, y este también. Gracias.
Las máscaras ocultan tantas verdades y luego cuando nos la quitamos nos creemos que todo era un sueño,aunque luego digamos que no hay porque preocuparse.
Un abrazo.
gracias Puri, creo que siempre hay una guerra entre lo que somos y lo que los demás nos obligan a ser. A veces pienso que la felicidad es cuando ambas realidades coinciden. Un abrazo
Me encanta este relato. El final, sublime. Enhorabuena.
Gracias por tu lectura y tiempo Fernando. He pretendido que el final sea para cada lector y sus demonios. Un saludo
Una pesadilla reveladora y perfectamente descrita. El espejo, ese artilugio que a veces nos engaña tanto…Me ha gustado tu persona, David. Suerte.
El espejo nos engaña, pero las pesadillas no. Gracias Eva.
Lo que más tememos es que alguien tire de ese metafórico hilo que relatas y aparezca de entre los muchos rostros que tenemos, uno de los malos.
Muy interesante tu relato. Me ha gustado. Invita a reflexionar.
Un abrazo.
Me da mucha alegría que el micro invite a la reflexión. Gracias Jesús
Es curioso cómo ni nosotros mismos somos capaces de reconocernos en nuestras infinitas máscaras. Ese ¿quién soy yo?…
O sí, y entonces nos preguntamos quienes somos realmente. Gracias Isabel
David, si tiráramos de nuestras máscaras, nos quedaríamos en los huesos. Me ha gustado mucho. Abrazos.
Exacto Salvador, somos cada una de ellas. Sin ellas nada. Un abrazo Salvador
No puedo estar más de acuerdo con tu excelente aportación. Un abrazo Ana
David, has descrito muy bien un sueño inquietante. Ese hilo que emerge del lado derecho del cuerpo, el lado yang, el de la voluntad y la acción… Casualidad?
Abrazos.
Gracias Ines, Si te dijera que conocía los detalles que me apuntas mentiría. Así que casualidad o serendipia. Muy agradecido por tu aportación.
David, nos dejas patente la ansiedad que produce ese sueño, y la paz del que comprueba que todo sigue igual. suerte y saludos
En efecto, a veces preferimos un problema controlado a una solución. Saludos
Que sí, que todos tenemos más capas que una cebolla…
Tú lo has plasmado magistralmente a través de un sueño. Al despertar se comprueba que las máscaras continúan en su sitio…y llega la calma.
Un saludo y suerte.
Atinadísimo comentario. Las capas de una cebolla, totalmente de acuerdo. Gracias Modes
Ver la distorsionada realidad de uno mismo, es francamente angustioso. Lo describes muy bien
Lo angustioso es comprender que somos seres contradictorios en el tiempo y en el espacio. Gracias Andrea
Muy bien contado, el sueño se visualiza perfectamente, el salón los espejos, las personas que se quitan la máscara y debajo un rostro, el suyo propio. Son esas mil caras que tenemos todos.
Me ha gustado mucho,felicidades.
Muchas gracias Concha por tu amable comentario
Has creado una atmósfera especial, que nos hace sentir la angustia del personaje. Muy bueno. Un saludo
Muchas gracias por tu comentario Asun. Saludos
Es mejor no tirar ningún hilo sospechoso. Muy buen relato.
Abrazos.
Gracias María. Un abrazo de vuelta
Me gusta mucho la sensación de claustrofobia que consigues. A medida que vas leyendo te vas acelerando hasta que llegas al final y respiras, junto al personaje. Enhorabuena. Mucha suerte.
Me alegra haber podido conseguir esa sensación. Gracias Juan Antonio
Hay muchos tipos de máscaras David, yo he llevado montones, unas serias otras cómicas, la importante es la que va debajo, la que convierte la de fuera en una o en otra. Siempre inquieta la que no dice nada, da miedo. Es un tema recurrente en las pesadillas. Tu relato me ha gustado.
Un abrazo
Gracias por tu lectura y brillante comentario, Epífisis. Saludos