24. Trasplante
Desde que trasplantamos a padre, se le nota mejor cara. La gente, que ha oído la noticia, nos comenta que qué suerte ha tenido al recibir un riñón de otro donante. No nos queda otra que aclarar la situación: A papá le hemos trasplantado a él mismo.
Desde que notamos que pasaba demasiadas horas en el huerto, comenzamos a sospechar. Una tarde al asomarnos, le vimos con los pies anclados en la tierra, y echándose agua con una regadera. Todo bien, hasta que acabó el verano y tuvimos que regresar a Móstoles. Allí vivimos en un pequeño piso con una terraza maja, eso sí.
Así que el día que marchamos le sacamos del huerto, entró en el coche con los pies metidos en una vieja palangana para que no se nos mustiara en el viaje. Al llegar, metió los pies en la maceta donde antes hubo una adelfa, y con la tierra que traíamos del prado le cubrimos los pies, le colocamos al lado del ventanal para que le diera bien el sol y echamos fertilizante. Ahora es feliz, ya no tiene la cara mustia. El único inconveniente será volver el pueblo el próximo verano, los trasplantes son delicados.
Sonsoles me encanta el sentido del humor con el que hablas de la nostalgia por la tierra. Preciso tu relato. Suerte
Simplemente ¡genial!.
Una forma ligera de presentar un problema a veces penoso: el de los ancianos que se ven obligados a vivir en la ciudad, lejos de la tierra y los árboles a los que se sienten unidos desde la infancia. Esperemos que el «trasplante» funcione debidamente… Saludos y suerte, Sonsoles.
Hay personas muy apehds a su terruño, en sentido literal. Cuando un ser querido tiene esta característica solo quedan dos acciones: comprender y respetar, y, por supuesto, querer.
Un relato con elementos surrealistas y que desprende cariño.
Un saludo y suerte, Sonsoles
Muchas gracias por los comentarios, son los que hacen grande un relato.
Ole, Sonsoles, tu micro derrocha imaginación y un fino sentido del humor entrelazado con la nostalgia. Una mezcla sorprendente.
Me ha encantado.
Y suerte!
Muchas gracias!! 🙂
Sonsoles, esto sí que es verdadera nostalgia o saudade. Y plasmado en un relato muy original.
Enhorabuena. Me ha gustado mucho.
Saludos. Pilar
Gracias por tus palabras, Pilar. Un saludo
Es una genialidad. Me ha venido a la cabeza la película Amanece, que no es poco, en la que brota un hombre en un bancal.
Es un relato estupendo. Enhorabuena.
Manuel, es todo un halago la comparación con esa gran obra de culto. ¡Muchas gracias!