25 Como, luego lo recuerdo
«Y dio otro bocado.
Y mientras masticaba, pensó si lo que hacía tenía sentido.»
Sucu Lento, José Manuel Garrido
5. Añadir las patatas cortadas en dados.
6. Cocinar a fuego medio durante 30 minutos.
La cocina huele a guiso y a infancia descalza y feliz. Cada vez estoy más hambrienta.
«Preferiríamos adoptar una niña
menos enclenque,
algo más risueña, a poder ser,
que no se muerda las uñas», susurran a mi espalda, mientras la salsa borbotea, aquellas parejas que visitaban el orfanato. Como si no pudiera oírles.
7. Remover.
8. Remover.
9. Remover.
anoto en el recetario. Y remuevo, claro, y recuerdo los cumpleaños de Cristina, la hija de Inma —en la hamburguesería junto a la plazuela del quiosco—, o las mañanas preparando mermelada de Soledad y el pequeño Mario. De moras, casi siempre. Saliva y lágrimas se mezclan en la comisura de mis labios. Matilde ha sido especialmente rica en detalles, una de las mejores madres que he tenido. Ha pasado más de una semana relatándome la niñez de Carla y Pedro; historias que paladearé a pequeños bocados, pero Matilde ha expulsado todo su jugo. Enflaquecida, ayer perdió el hilo definitivamente. Ya está, descansa, le dije antes de bañarla.
Paso la hoja en la que reposa la receta del guiso de Soledad. Mi estómago ruge.
Matilde
Ingredientes:
Hombre, Asier, cómo por aquí… Me sorprendió tu relato y vine a ver de quien era y voilà, apareciste. Muy interesante y lleno de sugerencias. De los de leer varias veces. Un abrazo y suerte.
Hola, Antonio!
Se agradece el comentario (y las relecturas). Un placer estar de vuelta por aquí.
Un abrazo.
A mi, al igual qie a Antonio, me alegra leerte tras tanto tiempo sin hacerlo, Asier. Tus relatos suelen ser elaborados, con recovecos y siempre interesantes. Tu protagonista, adoptada en un orfanato, rememora con cierta nostalgia su niñez (cuándo no sucede eso), a pesar de no haber tenido todo el cariño familiar que necesitaba. Sus recuerdos son más bien reflejo de alegrías ajenas, de las personas por las que fue adoptada, con respecto a otras niñas y niños. La elaboración de una receta trae todo a colación ese pasado triste, de una madre adoptiva a otra, una falta de cariño verdadero que le ha sido vedado. A la primera receta le faltan algunos pasos vitales que tu personaje no tuvo oportunidad de tener.
También podría caber otra interpretación más cruenta, la de que tu protagonista termine con sus familias adoptivas.
No sé si habré acertado mucho con mi pequeña interpretación, ya me dirás.
Un abrazo y suerte, Asier
Hola, Ángel,
como siempre, tus lecturas y comentarios son muy precisos. No había caído en que tu punto de vista también encaja, aunque en mi caso la historia que tenía en la cabeza era la de alguien que se «cocina» un pasado con vivencias ajenas. Y mucho me temo que hay algunas víctimas que pagan por ello.
Un abrazo.
Gracias por tu comentario, por cierto!
Hola Asier! Yo me inclino más por la interpretación caníbal, esa en la que se zampa a sus madres junto con los recuerdos felices de otras vidas que no son la suya.
Inquietante, por eso me gusta.
Un abrazo y suerte.
Hola, Rosalía,
así es, has detectado esa parte caníbal con la que la protagonista quiere construirse un pasado feliz que no tuvo.
Un abrazo y gracias por comentar.