33. TIEMPO RECOBRADO
Y de repente aquella luz tan tenue me recordó la época ya lejana en que todo el mundo apuraba agosto dándose un último chapuzón en el mar, donde el sol también se acostaba cada día un poco antes, como anunciando el fin de las vacaciones estivales y el regreso a la rutina. Como entonces, la arena era mi frontera y yo lo observaba todo desde la terraza mojando una magdalena en la taza de tila. Conmovido, me di la vuelta respirando con nostalgia el aire húmedo de mi niñez. Aquellas tardes en las que ya había menos visitantes en el paseo marítimo y el ruido procedente de la playa no era tan molesto anunciaban el periodo del año que más me gustaba, pues tenía para mí toda la acera, aunque ya no pudiera ver hasta el verano siguiente a los niños con piernas.
Tremendo relato que comienza con una estampa casi costumbrista y que, de repente, da un giro súbito para asestar al lector el puñetazo en el estómago que tanto nos gusta a los microrrelatistas. Texto redondo, enhorabuena.
Vivimos en el mismo mundo, pero las circunstancias hacen que cada cual tenga su realidad propia y paralela a la de los demás. La perspectiva de tu protagonista viene marcada de forma inexorable por una discapacidad que le condiciona y limita.
Un relato con un final que sorprende, pese a las pistas con las que encaja.
Un abrazo y suerte,JM.
Muchas gracias, amigo Ángel, por tus palabras, siempre tan certeras.
Me alegro de haber golpeado duramente en la tripa.
Gracias por leer y comentar.
Coincido con Ignacio y con Ángel: imaginas el final del verano para un habitante de un lugar turístico, y cuando llegas a las dos últimas palabras entiendes por qué la arena era su frontera.
Un abrazo y suerte.
Como si su mayor problema fuera el alboroto de las calles.
Gracias por leer y comentar.
Poesía pura para un relato que se cierra de una forma brutal (en todos los sentidos). Me ha encantando. Es un microrrelato que puede servir de modelo para explicar el género. Enhorabuena.
Vaya, menudo pipopo. Al releerlo he visto que debo corregir una cosita.
Un saludo