56. En busca del tiempo perdido (Josep Maria Arnau)
Entra en la celda. Como había pedido, los buñuelos de viento le esperan encima de la mesa. Mira el reloj y empieza a comérselos. Piensa en su madre, una artista que iluminaba la celebración de Todos los Santos con aquel detalle para los niños. Revive sus abrazos y cómo se reía cuando él, el más pequeño, devoraba el último buñuelo al grito de «¡sin prisioneros!». Sigue hasta que solo le queda uno en el plato y vuelve a mirar el reloj. Sabe que el alguacil y el capellán están a punto de llegar. Se guarda en el bolsillo el solitario buñuelo, quiere acabar con algo que le deje buen sabor de boca.
Pues sí, mejor acabar con el dulce sabor de la infancia. La verdad es que el final me ha dejado del revés, he hubiera venido bien un buñuelo de esos.
Un abrazo y suerte.
Al final de su.vida, a punto de ser ejecutado, una escena sencilla de la infancia es con lo que quiere irse de este mundo, la de un tiempo feliz, antes de que se torciese todo. A partir de ahí todo fue tiempo perdido, o más bien, malgastado.
Encantado de leerte.
Un abrazo y suerte, Josep Maria
Hola Josep:
Un último deseo que le lleva a una infancia deliciosa. Un escape de los sentidos.
Muy ingenioso y bien hilado.
Enhorabuena y suerte
Siempre es bueno llevarse algo dulce a la boca para alegrar los malos momentos (en este caso, los peores) y si va acompañado de recuerdos felices, mucho mejor. Mucha suerte y un abrazo, Josep Maria.
Hola, Josep María, no sabemos cómo se torció la vida del protagonista para llegar a esta fatal situación. Esos buñuelos simbolizan la infancia feliz que pasó junto a su madre y hermanos, y quiere marcharse de este mundo agarrado a ese dulce recuerdo.
Un relato triste, en el que el trágico final del protagonista se ve suavizado al recuperar un momento de ese tiempo perdido, materializado en ese último buñuelo disolviéndose en su boca. Muy potente la imagen. Suerte y abrazo.