06. EL VACÍO QUE OCUPA UN HUECO (Juan Manuel Pérez Torres)
Sentados en su sofá, mi amigo me contó que, paseando por un descampado cercano a su casa, mientras pensaba en sus cosas, una tarde observó un escarabajo pelotero que se dedicaba a su labor diaria de rodar una bola de estiércol. Parecía una tarea simple, fácil y desordenada, pero cada giro de su bola era un acto de equilibrio y precisión, una danza con el hábitat que lo acogía y que le ofrecía, con cada obstáculo, una oportunidad para aprender y adaptarse. Ya oscurecía y, mirando cómo ganaba intensidad el brillo de las estrellas, pensó que, aunque dispersas y aparentemente desordenadas, formaban constelaciones que guiaban su camino. Entonces comprendió que el caos no es más que una parte del orden universal. Con su capacidad para crear nuevas formas y caminos, el escarabajo pelotero siguió su despreciable o, al menos, insignificante labor. Gregorio regresó sabiendo que, aunque el mundo pareciera caótico, cada movimiento tenía un propósito en el gran tapiz de la vida. Ya en casa, quiso escribir algo sobre la belleza que reside en el caos, o sobre el caos que esconde la belleza, pero, arrugando el folio, me dijo, hizo una bola y la encestó en la papelera.
Como alguien dijo: Nadie es indispensable, pero todos somos necesarios. Hasta la criatura más insignificante en apariencia cumple una función. El escarabajo de tu relato, como todos los de su especie, elimina bacterias y parásitos. Su labor, que puede parecer confusa y desagradable vista desde fuera, en realidad contribuye al orden y equilibrio de la naturaleza. Si además, sirvió de inspiración a Kafka para su Gregor Samsa, solo podemos tener un enorme agradecimiento a este animalito, que ha introducido una idea genial en la mente de un genio, solo es cuestión de que madure.
Un abrazo y suerte, Juan Manuel
Esa bola de papel en la papelera es poner las cosas en su sitio, Ángel. Quizá el folio estaba en blanco, pero el amigo de mi protagonista expresó sus ideas, sus sensaciones, su experiencia, que, por cierto, no cayeron en saco roto. La papelera es el planeta donde se alojan los conocimientos. Solo tenemos que ejercer de escarabajos, porque no sabemos lo grande que puede ser lo insignificante.
Suerte con tu magnífico «Artistas». Un fuerte abrazo.
Hermosa y certera tu descripción del caos. Enhorabuena, Juan Manuel. Un abrazo y suerte.
Muchas gracias, Puri, me alegramucho que te guste y que le veas hermosura, pero dicen que la belleza reside en los ojos que la ven. Suerte también para tí. Un abrazo.
Juan Manuel, qué bien describes el Rame usando un escarabajo pelotero.
Algo se le debió pegar a Gregorio, que también hizo una pelota, pero de papel. Te quedó kafkiano.
Un abrazo y suerte.
Gracias, Rosalía.
Si es que, de alguna manera, todos tenemos insecto sentido… ja, ja.
Otro abrazo de vuelta para tí
Enhorabuena!!! La primera frase del relato tiene una retranca premonitoria que la convierte en emblemática (al menos a mí me lo parece). Es una gozada de texto que ahonda en lo inefable de la existencia, con un guiño a la Metamorfosis y un tapiz, por suerte, siempre inacabado.
Gracias, Susana.
¿Cuántas veces nos ponemos a escribir sobre algo y acabamos tirando a la basura todos los apuntes? Pero en nuestras mentes seguimos haciendo más grande nuestras bolas de estiércol. Hasta que ponemos algo de orden en el caos y suge algo bello.
En este comentario, la palabra escribir quiere ser hermana gemela de vivir. Entiéndelas como sinónimas circunstanciales. Un fuerte abrazo.
Qué gran micro sobre el caos y la belleza que encierra, tanto él como el universo en el que habitamos. Me ha encantado la imagen del escarabajo pelotero, así como el cierre del microrrelato. Buenísimo.
Muchas gracias, Jesús.
Yo sigo degustando tu «Risas, miedos, anhelos y horrores». Con deleite, he de decir. No me canso de volver a él a menudo.
Te espero pronto por Málaga.
Un abrazo.
Oh, mil gracias, querido Juan Manuel. Espero ir pronto por aquella tierra maravillosa. Un abrazo