47. Sin palabras (Josep Maria Arnau)
En el patíbulo, el verdugo le preguntó con sorna si quería decir unas últimas palabras para pedir un deseo. El reo esbozó una sonrisa. Le habían cortado la lengua y solo soltó un gruñido. Entonces apareció un viento huracanado y la tierra se puso a temblar.
El caos en que queda convertida una persona sin perspectiva puede dar lugar a una inesperada venganza. No sabemos qué hizo el reo, pero nos ponemos de su lado, y nos gustaría ver la cara que se le quedó al chistoso verdugo.
Un abrazo y suerte, Josep Maria
Tremendo deseo el de ese reo. Nunca es tarde para la venganza.
Un abrazo y suerte.