53. DESORDENAR LAS ESTRELLAS
«Mira, esa de ahí es la Osa Mayor, arriba de la Estrella Polar está la Osa Menor, y debajo Casiopea».
Todavía recuerdo tu rostro en las noches de aquel verano, tumbados en la hierba, mientras con mi dedo dedo dibujaba una línea imaginaria que convertía las estrellas recién colocadas en constelaciones.
Yo te preguntaba si las veías, y tú contestabas que sí. Pero antes de irnos a casa las desordenabas, con la esperanza de que la noche siguiente las volviera a ordenar para ti.
«¡Uy, otra vez se han desordenado!», decías cuando llegábamos, cogidos de la mano, y tu risa tintineaba entre mis labios.
A veces, quizás inspirada por mis besos, improvisabas firmamentos para mí. Bóvedas celestes repletas de corazones brillantes, galaxias de algodón de azúcar y planetas con aristas.
Desde que tú no estás, en las noches de verano soy incapaz de mirar al cielo.
Me parece demasiado aburrido
Qué preciosidad de relato! Suerte con él.
Ya me gustaría a mí poder ordenar y desordenar las estrellas a mi antojo. Muy bonita idea, Rosalía, un relato dulce e imaginativo, aunque algo triste: espero que tu protagonista encuentre un nuevo aliciente para volver a mirar, algún día, al cielo.
Un besazo y mucha suerte.