46. BENDITA RUTINA
Llevo casi una hora roncando, acurrucada en el sofá y al calor de la estufa, me cuesta mucho ir a la cama porque en mi habitación se ha instalado el frío polar y yo estoy tan a gusto aquí…pero me decido y allá que voy. Mi marido hace más de una hora que se ha acostado pero mi lado de las sábanas sigue helado, en cinco minutos yo he encendido el horno, nos abrazamos y a dormir; es mi rutina, pero es tan perfecta que si alguna vez me asalta un golpe de realidad y pienso que la vida es finita y puede quebrarse, sacudo la cabeza cual si fuera la copa de un árbol y desecho el pensamiento.
Se habla mucho de romper la rutina y, más aún, como frase de moda, de salir de la zona de confort. Mensajes que tienen sentido cuando son para bien, pero nadie quiere que se quiebre su día a día, por repetitivo y previsible que sea, porque se le haya roto una pierna, por ejemplo. Por contra, también hay otra sentencia que dice que como en casa en ninguna parte. Tu protagonista esta satisfecha con su vida cotidiana, aunque lo más importante es que es consciente de ello, de que esos momentos valen mucho, que puedan llegar otros parecidos, sin que por ello los primeros pierdan valor.
Un abrazo y suerte, Ana
Cuánta razón lleva tu protagonista, Ana: nada puede compararse a disfrutar de una vida tranquila, sin sobresaltos, con las necesidades cubiertas y gente que nos quiera alrededor. Salir de la rutina, sí, pero de manera controlada.
Un abrazo y suerte.
Las rutinas nos fijan a la realidad y nos marcan el norte, es bueno romperlas de vez en cuando, pero para volver enseguida a la rutina, es tan tranquilizador.