Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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77. Gramática parda

Mis antepasados fueron tipos de mucha acción que cabalgaron el mundo por ínsulas y penínsulas. Vivieron aventuras, sufrieron lances, sin miedos a nada ni a nadie, y fueron ellos los que siempre sostuvieron las corduras de aquellos que eran su compañía. Si alguien se lanzaba contra unos gigantescos molinos, allá que iban con pasos firmes al rescate. O cuando un hombre de enjuta figura —triste por lo visto y que es referencia en la familia— quiso liberar presos que iban a galeras y fue él quien salió condenado a piedras y los otros a esquivarlas. Si alguien enfrentaba unos leones, todos daban la espalda, hasta los leones y, por supuesto, mi tatarabuelo, para evitar un exceso de sufrimientos a la vista…
—¡Voy!
Me han contado que después de una pelea con unos ejércitos lanudos, él se detuvo a estudiar la situación —era muy reflexivo el tatarabuelo— y en las lindes del campo quedó a rumiar sus pensamientos… Como yo.
—¡Que ya voy, repezuñas!
Hasta para esto somos indispensables: para hacer girar la rueda. Y el mundo. Y para sacar agua del pozo, que no solo se vive de hierba, cebada y heno. Anda que nos son burros estos humanos.

 

6 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Nadie le da la importancia que merece a los secundarios, hasta el punto de que casi ni se los considera personajes, cuando son un complemento indispensable. Que sería de Sancho sin Rucio.
    Un relato muy bien llevado, lleno de simpatía y con desenlace final bien oculto, y una frase coloquial de cierre tan tajante como cierta.
    Un abrazo y suerte, Rafa

  2. Aurora

    Gramática rucia, parda… ¡Qué bien hilado, Rafa!
    Excelente esa frase del final: «Y el mundo». Desde luego, una gran y acertada reflexión.
    ¡Abrazo!

  3. Rosalía Guerrero

    Rafa, todo el rato pensando que el narrador era tataranieto de Sancho, y al final resulta que lo era de Rucio. Me parece muy original poner el punto de vista en él. Y toda la razón le doy en su frase final: solo hay que mirar alrededor para ver que, a veces, somos los seres más «burros» del planeta.
    Un abrazo y suerte.

  4. Rosa Gomez Gómez

    Una gracia tu relato. Al principio creo que hablabas de Sancho, cuando al final revelas que es Rocinante me he quedado maravillada. Hacerlo el protagonista ha sido un arte, Nadir lo has hecho
    Siempre me gusta que los narradores Sean animales.

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