82. Rebelión en la pluma
—Señor, ¿por qué ha de hacerme loco ante los ojos del mundo? —reclamó, acero en ristre, el hidalgo caballero saliendo del manuscrito.
Sancho, que se filtraba tras su amo, añadió: —Y a mí, ¿por qué me pinta tan necio? ¡No soy tan mentecato como parezco!
Don Miguel dejó la pluma palpitando sobre el papel.
—Mis queridos personajes, en vuestra locura y simpleza está la cordura del mundo.
-¿Y si no queremos volver al papel? —insistió el caballero.
—Entonces el libro quedará inconcluso y jamás serás inmortal. No habrá historia, gloria, ni memoria.
Don Quijote bajó su espada
—Sea, señor escritor. Mas ponga en mí algo de juicio, que no todo ha de ser fantasía.
Y con un leve empujón regresaron a las páginas, mientras Cervantes escribió sin dejar de mirar su mano izquierda: » Cada uno es como Dios le hizo y aún peor muchas veces”
Escenificación de una posible reflexión o duda de cualquier escritor durante su tarea creativa, reflejada aquí en forma de diálogo entre Cervantes y sus personajes que, al fin, dio buenos resultados volviendo todo a su cauce y saliendo de su pluma una de sus frases gloriosas.
No se puede ir en contra de la propia naturaleza. Cada uno es como es y, ante esta realidad inmutable, solo cabe reprimirse o disimular (algo que no posible mantener durante demasiado tiempo), o desarrollar esas características personales hasta sus últimas consecuencias. Las peticiones personales de Quijote y Sancho en su rebeldìa no se cumplieron demasiado, aunque Cervantes supo transmitir que ni uno era tan loco, ni el otro tan necio, y ambos, inmortales. Ya se sabe que dioses y creadores lo saben todo.
Me alegra leerte, Raquel.
Un abrazo y suerte