45. DESTINO
Hoy es el día en que debo cumplir mi destino. Desde su rama, ella me observa con sus ojos saltones. La veo frotar sus patitas como si estuviera rezando. Como si pidiera perdón antes de tiempo. Quizás debería huir, ahora que todavía estoy a tiempo. Pero debo garantizar la supervivencia de la especie.
Me acerco despacio, intentado ganarme su confianza. La rodeo, estrechando el círculo cada vez un poco más, hasta que mis antenas tocan las suyas con suavidad. La cubro y ella se deja hacer sin oponer resistencia. De repente, siento las espinas de sus patas clavándose en mí. Y sé que ya no hay vuelta atrás.
El primer mordisco es el que más duele. Los siguientes apenas los noto. Pronto pierdo la cabeza, pero, aun así, mi cuerpo sigue copulando. Cuando todo termina deja caer al suelo lo que queda de mí. Restos de mi abdomen y fragmentos de mis alas rotas.
Dos semanas después mi amante religiosa pondrá los huevos. Y yo habré perpetuado mi linaje.
Hola, Rosalía. Al principio, los ojos saltones me despistaron, pero cuando leí lo de «frotar sus patitas como si estuviera rezando» me di cuenta de que no podía tratarse de otro animal que no fuera la mantis religiosa. Mantis religiosa, «amante religiosa», es buenísimo y paradójico ese juego de palabras… Este macho protagonista y narrador nos habla desde la muerte, porque sabe lo que le espera y aún así, no puede evitar acercarse a ella y perder la cabeza literalmente, con tal de perpetuar la especie… Lo que más impresión me dio es que siga copulando aún incluso después de ser decapitado, pero para ser sincera, me dio menos impresión que el canibalismo arácnido que comenté en otro micro (seguramente a estas alturas ya leíste que soy aracnofóbica)…
Me ha gustado mucho el tono de la narración: sin prisa pero sin pausa, y hasta te diría que resignado, el protagonista nos cuenta la historia hasta sus últimas consecuencias…
Da cringe pero muy buena, me gustó.
Cariños,
Mariángeles
Hola, Mariángeles, gracias por tu comentario tan detallado. A mí también me impresiona que siga copulando después de ser decapitado, pero así es. Y también que el fin último de comérselo es conseguir proteína para los huevos, aunque ésta conducta suele darse más en cautividad. Como ves, me he documentado, jaja.
Cuando comencé a leer el micro de Nuria, Ritual de apareamiento, pensé que se me había adelantado con la mantis. Pero, por suerte para mí, era una araña. Personalmente, los arácnidos me parecen bichos super chulos, soy más cucafóbica, porque aunque la cucaracha sea un animal inofensivo me da mucho asco.
Cariños también para ti.
Yo he tardado más que Mariángeles en descubrir los “amantes”. Hasta el roce de antenas, creía que una persona intentaba cazar algún bichito. Muy bien contada la escena. Muy chulo ese juego de palabras de “mi amante religiosa”, que tan bien enlaza con “sus patitas como si estuviera rezando”.
Muchas gracias, Edita, eso era justo lo que quería enlazar, las patitas juntas para rezar y la amante religiosa. Me has alegrado el día.
Un abrazo.
Pues, aunque sea por un buen fin, eso se comerse al macho me sigue dando grima. Supongo que los nuestros se alegrarán de que la especie humana se perpetúe prescindiendo de este «ligero» detalle, jejeje.
No te has podido resistir a cargarte a alguien, aunque sea un bicho, eh? 😉
Un abrazote, Rosalía.
¡Ay, cómo me conoces! La verdad es que no pensaba matar a nadie esta vez, tenía varias ideas en mente, pero no sé por qué, me acordé de la mantis y de lo perturbadora que resulta su cópula. Y Claro, no me pude resistir…
Un besote, sis!
.Morir para dar vda. Lo llevan escrito en su ADN y hacen lo que se espera de ellos, sin darle más vueltas, no como los humanos, que noas da por pensar, filosofar o romantizar. Las mantis son animales fascinantes, como queda patente en tu relato.
Un abrazo y suerte, Rosalía
Pues si, son alucinantes, la naturaleza tiene cosas así. Peor aunque los humanos le demos vuelta a estas cosas, y romanticemos o calculemos, a veces también perdemos la cabeza. ¡Afortunadamente, en sentido figurado!
Un abrazo y gracias, como siempre, por comentar.
Sabe cual es su fin en todos los sentidos, lo acepta con su calma y diplomacia, orgulloso de que con ello contribuye a perpetuar la especie. Envidiable esa tranquilidad para afrontar el destino. Muy bueno, Rosalía.
¡Abrazo!
Pues si, Aurora, yo creo los humanos, por nuestra descendencia, también aceptaríamos cualquier destino.
Un abrazo de vuelta y gracias por comentar.