Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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60. Un día de verano

Abrió la puerta y ni siquiera me miró. Aquella fue su última cobardía. El portazo impactó sobre mi cuerpo como un disparo. Ya estaba fuera de su vida. Su rastro se esfumó en el aire y todo fue silencio y soledad.

Duele el desamparo.

Duele la ausencia.

Duele el rechazo.

Duele la mentira y duele la derrota.

Han pasado los días y las marcas de su coche en el asfalto se han borrado. Tengo hambre y mucha sed. Y miedo. Las noches aquí son largas y oscuras y todos los ruidos me asustan. No sé cuánto más resistiré.

Acurrucado entre las  zarzas que bordean la cuneta, atento al latido sordo de la carretera, apoyo la cabeza entre las patas, cierro los ojos y aguardo con paciencia su regreso. No desfallezco. Sigo esperando. En cualquier momento ─a esa ilusión mi lealtad traicionada se aferra─, volverá. Sé que volverá. ¿Cómo no va a volver a buscarme?

9 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    El verano, es, tradicionalmente, época de abandono de mascotas, se ve que es cuando más estorban a quien no las quieren bien. Hay que ser muy cruel y caprichoso para adoptar un animal, de él y abandonarlo a su suerte. Él, por el contrario, es todo nobleza y fidelidad pese a todo. Algunos tendrían mucho que aprender de ellos.
    Un abrazo y suerte, Marta

    1. Marta Navarro

      Muchas gracias, Ángel. Es terrible lo del abandono, sí. Algo de una crueldad incomprensible que sin embargo sigue sucediendo. Muy triste.

  2. Rosalía Guerrero

    Si quieres saber cómo es una persona, fíjate en cómo trata a los animales. De alguien que abandona así a su fiel amigo nada bueno puede esperarse.
    Es un micro desgarrador, te deseo mucha suerte.

  3. Rosa Gomez Gómez

    Se hace con mucha frecuencia.
    Somos lo peor cuando hacemos esto.
    Has sabido trasmitir la angustia y la ingenuidad del animal. ¡Ay de nosotros si hablaran!

  4. Muy bien escrito y descritos los posibles pensamientos de ese compañero de vida durante unos meses. Luego ya le ha molestado al tipejo ese porque seguramente no se lo podía llevar a sus «merecidas’ vacaciones. Espero que alguien abandone a ese «humano» que tiene menos sentimientos que el pobre perro.
    Un saludo.
    Carme.

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