62. NO MIRES A LOS OJOS DE LA GENTE.
Era sábado de carnaval. Una mujer se acercó y me pidió que la invitara a una copa. Comenzó a hablar mientras bebíamos. Prácticamente no coincidíamos en nada pero, a pesar de ello, establecimos una conexión de algún modo amistosa. Había algo en su aspecto que me resultaba atractivo y eso a pesar de la máscara que también cubría su rostro. Yo apenas abrí la boca en toda la noche mientras ella hablaba y hablaba. Fui perdiendo interés por lo que decía, hasta que un comentario suyo me provocó un escalofrío que recorrió mi garganta a la vez que el trago de gin-tonic. Fue cuando dijo que tenía un don especial para descubrir demonios. Según ella, bastaba con mirar a los ojos, comprobar que no eran del mismo color y que en sus pupilas se apreciara algo parecido al dibujo de una estrella. De pronto quise marcharme de allí. Aquella mujer, aquel bar de copas me estaban produciendo náuseas. Me despedí lo más cordialmente que me fue posible. Antes de salir de aquel tugurio me fui directo al baño. Frente al espejo me quité la máscara y las lentillas. Desde entonces no dejo que nadie me mire a los ojos.
¡Ajajá!, ahí está el demonio. Pero puede engañar en carnavales, pero no en la vida.
Quizás no la engañó, quizás la mujer tuviera un sexto sentido para descubrir demonios además de mirarlos a los ojos. Quizás por eso se acercó a él…
Gracias por leerme y por tus comentarios Andrea.
El problema es que este demonio no sabía que era demonio. No sabemos como se comportará a partir de conocer lo que lleva dentro . De todas formas el final que propones es digno de peli de Alex de la Igleisia y muy valido, jejeje.
Gracias Ana por leerme y por tus comentarios.
Manu, seguro que mucha gente se miraría en el espejo después de leer tu relato, jajaja. Me ha gustado. Abrazos.
Hay mucha gente a la que no le gustan los espejos por miedo a lo que puedan ver, sobre todo por la mañana, recién levantados…jajaja.
Gracias Salvador por tus palabras.
Manuel me ha gustado tu relato sobre todo la frase final Enhorabuena y suerte.
Muchas gracias Jerónimo por tus palabras y por leerme.
Es que. Ni hay mejor recurso que no parar de hablar para aburrir a las ovejas y a los demonios que en este caso no se comió un colín y encima tuvo que salir con el rabo entre piernas.
Saludos Manu
Uff, sobre todo cuando llevas un par de copas, no se escucha bien lo que te dicen por el ruido ambiental y además te cuentan historias de miedo que te trasladan a tu lado oscuro aún por descubrir… Lo del rabo nunca mejor dicho, por lo de demonio digo, jajajaja.
Gracias por tus palabras Jesús.
Manu, las discotecas es el último sitio para hablar, lo único bueno, es que te tienes que acercar mucho para oír algo. Y con el ruido acabas endemoniado.
Un abrazo
Tienes razón, a las discotecas lo que menos se va es a hablar. Sitios endemoniados si que son, si… y sitio tradicional de ligoteo también, por lo menos para los de cierta generación jeje.
Otro abrazo para ti.
Suerte tocayo con esta historia donde para mí, el verdadero demonio e ella. Lo has descrito muy bien, se me ha hecho muy muy pesada. Él está a lo suyo, tranquilo, sea o no demonio lo han dejado indispuesto, pobre, me solidarizo con él.
Abrazos
Muchas gracias maestro.
Las mujeres tienen cierto demonio dentro que quizás sea lo que las hace especiales, pero hay mucho de mito en eso jeje.
Sí, la verdad es que este demonio da cierta lástima, por lo menos hasta este suceso. No sabemos como actuará después de mirarse al espejo…
Otro abrazo para ti compañero y tocayo.