Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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87. PECES

Cuando baja la marea, la playa se llena de charcas donde los peces atrapados nadan en tristes círculos, y los chiquillos intentan capturarlos con cubos y redes de juguete. El niño de ojos rabiosos, pescador consumado, introduce a sus víctimas en un vaso de plástico encontrado en la basura. Los peces se hacinan en posición vertical, absorbiendo apenas el oxígeno restante en el agua. La gente le recrimina, le ruegan que los devuelva al mar, pero él los mira desdeñoso y continua implacable su cacería.

Cuando la marea sube y el agua devora las charcas, el niño de ojos rabiosos arroja su vaso al mar y regresa a la orilla, dejando tras de sí una hilera de cadáveres. Después camina arrastrando los pies hacia el Edén de las Sirenas.

Allí esperará en un recibidor oscuro que huele a cangrejo muerto a que, uno tras otro, salgan de la habitación distintos hombres a medio vestir, sudorosos, sonrientes y ya, por último, su madre. Avanza con premeditada lentitud, mientras se imagina a aquellos hombres como peces atrapados en las charcas, a los que mañana intentará capturar uno tras otro y los retendrá en su vaso hasta que al fin dejen de moverse.

3 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Los pobres animales no tienen la culpa, pero este muchacho, que parece recibir poca atención, sin duda traumatizado por la forma en la que su madre se gana la vida, se ha buscado un desahogo en grave colisión con unos seres vivos inocentes. No se puede descartar que ese resquemor cambie un día de víctimas.
    Un relato inquietante, que muestra que toda acción, por extraña que pueda parecer, viene cimentada en alguna causa
    Un abrazo y suerte, Ignacio

  2. Rosa Gomez Gómez

    ¡Qué historia más bien llevada!
    Al final llegas a considerar al chico una víctima más de sus circunstancias. El símil de los peces con esos hombres que salen de la habitación de su madre, tiene mucha fuerza.

  3. Rosalía Guerrero

    Ignacio, qué historia más bien contada. Mantienes la tensión hasta que nos colocas en la mirada de ese niño para que entendamos el origen de su crueldad. No descarto que algún día en lugar de peces asfixia punteros.
    Un abrazo y suerte.

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