64. Los descendientes o Pequeño Tratado sobre tecnofobia (fuera de concurso)
Sucedió a la vez en distintos puntos del planeta. Era como si en nuestro interior, en una conciencia común, hubiéramos comprendido todo de golpe. Comenzamos desinstalándonos redes sociales, cancelando webs, blogs… hasta que volvimos al papel escrito. ¡Ja, era maravilloso ver cómo las IA iban muriéndose de hambre!
Pero entonces surgieron ellos, los sicarios. Un grupo de hombres traidores que entraban en librerías, bibliotecas, hasta en las casas, y digitalizaban nuestros conocimientos, nuestras ficciones, nuestra propia Historia… para después quemarlo todo. Se instaló así (de nuevo) el miedo entre nosotros, y fue diluyéndose aquella pequeña gran revolución que tanto bien nos había hecho: la Revolución del Papel.
Por fortuna aún quedamos unos pocos. Nosotros, los que nacimos con tara. Con esta incapacidad tan nuestra, tan auténtica. Este rechazo innato a cualquier dispositivo electrónico.
No somos muchos, pero estamos unidos. De día fingimos ser personas normales, digitales, pero al atardecer nos echamos al monte, declamamos ficciones a la luna, escribimos relatos cobijados en la espesura del bosque y, cuando sentimos algún ruido, escondemos nuestros cuadernos en una cueva secreta, para después, con disimulo, cabizbajos, regresar a nuestra rutina.
Y, por alguna razón que no atinamos a recordar, a nuestra cueva la hemos llamado: EstaNocheTeCuento.
Historia fantástica, en todos los sentidos de la palabra.