OCT32. LA PRIMERA VEZ, de Patricia García Roldán
Eras médico y yo enfermera . A los demás les veía venir, sólo querían pasar un rato agradable conmigo, tú te comportabas diferente. Me hablabas de forma educada y me mirabas a los ojos. Me empezaste a interesar, creí que podría haber algo entre los dos y comencé a dejar de ser tan huraña y seca .
Una semana después me pediste una cita para cenar en un restaurante de lujo , me acompañaste a casa y te despediste con un beso en la mejilla.
Fue entonces cuando empecé a enamorarme de ti, por ti haría todo y lo daría todo.
Poco después me lo pediste, no me pude negar. Aquella fue mi primera noche de pasión.
Creí que aquello duraría siempre, hasta que a la mañana siguiente en el hospital te vi presumiendo de tu hazaña y contándolo todo mientras recogías las ganancias de tu apuesta .
A media tarde me citaste para la noche en tu casa. Fui preparada. Al tercer gin tonic te sentiste indispuesto. Yo no quise molestarte y salí, pero para que veas que soy buena persona hasta que no te sacaron con los pies por delante no pude irme a mi casa.
Jugar a los médicos siempre trae consecuencias…
Un abrazo
JM
Genial Patricia, te relamiste con la venganza en una enfermera y mujer y amasnte dañada. Otro ojo por ojo para este mes.
Un abrazo y suerte
http://montesinadas.blogspot.com.es/
Me encanta cargarme a los hombres malos. Por ahora me controlo y sólo me desfogo en el papel.
Gracias por vuestros comentarios y suerte a los dos
Patricia, no puedo evitar reírme con este comentario que acabas de hacer, los hombres de ENTC estarán todos temblando ya. Bromas aparte, decirte que me ha gustado mucho tu relato desde el título que desprendía erotismo hasta el final donde la venganza trunca todo ese idilio entre médico y enfermera. Se saborea tanto la felicidad vivida cuando todo iba bien como cuando ella conoció la existencia de la apuesta. Ese final donde la venganza es patente en ella, e incluso se queda a disfrutarla.
suerte!!!
besos.
Rosa.
me parece de una vulgaridad espantosa, falta de ingenio, en resumen una auténtica mediocridad.